EL ARCO DE CONSTANTINO: UN MONUMENTO TRIUNFAL ENTRE EL COLISEO Y EL FORO ROMANO

Arco de Constantino en óleo de Herman van Swanevelt, hacia 1645. Se observa que el monumento está integrado a una fortificación particular de tiempos medievales, con un inmueble a su costado y cerrando con murallones una propiedad. Se puede ver un parcial abandono de la mantención del arco, también, sobre cuyas estructuras crece vegetación. Fuente imagen: Dulwich Picture Gallery.

Coordenadas: 41°53'23.16"N 12°29'26.15"E

A metros de la Vía Sacra y la Piazza del Colosseo en Roma, entre la majestuosidad de las ruinas del Foro Romano y de la loma del Monte Palatino a su izquierda, y el enorme Coliseo a la derecha, el visitante se encuentra con la elegante imponencia del Arco de Constantino o Arcus Constantinianus, otro de los monumentos del mundo clásico más característicos de la capital italiana.

Este arco triunfal es conmemorativo de la victoria del Emperador Constantino I en el Puente Milvio, con la batalla del 28 de octubre del año 312. Está situado en la Piazza del Arco di Costantino, de cara a la vía peatonal que bordea el Foro Romano conectando sobre la Via di San Gregorio, calle señalada -a su vez- por una columna sólida con inscripciones justo al lado del mismo monumento, en la falda del Palatino, hito instalado en los tiempos del reinado de Vittorio Emanuele III, con Benito Mussolini a la cabeza del gobierno, según se lee en sus inscripciones.

El arco es en realidad triple y muestra un diseño muy parecido al Arco de Septimio Severo, ubicado no lejos de éste: un paso central mayor y dos laterales menores menores. Fue inaugurado el 25 de julio de 315, en las fiestas celebrando los diez años de reinado de Constantino, aunque puede que su construcción haya comenzado el mismo año de 312, de acuerdo a lo que reportan autores como Hugh Honour y John Fleming en su "Historia mundial del arte"‎.

Éste fue uno de los últimos arcos de triunfo levantados en Roma y, además de homenajear a Constantino El Grande como figura central, el monumento rinde tributo a los otros buenos emperadores previos a la liberación de Roma por parte del mismo soberano, tras derrotar a Majencio con sus ejércitos: Trajano, Adriano y Marco Aurelio estarían aludidos en la iconografía del mismo.

Las medidas de este edificio superan al también relativamente cercano y muy anterior Arco de Tito, no tanto así al de Septimio Severo, ambos en el Foro Romano: el de Constantino, alcanza los 21 metros de altura, 25,7 de largo y 7,4 metros de ancho. Su arco central llega a los 11,45 por 6,5 metros, mientras que los laterales son de 7,4 por 3,4 metros cada uno, todos de medio punto. De acuerdo información publicada por estudiosos como el historiador David Watkin, en su "Historia de la arquitectura occidental", estas proporciones lo harían el más grande de los arcos triunfales de Roma, al menos de los que quedan en pie.

Grabado publicado en el libro "Las cosas maravillosas de la Santa Ciudad de Roma", de Juan Baptista Vaccondio Romano, de 1720. Se observa que el arco aparece integrado aún a una propiedad particular fortificada.

Arco de Constantino en grabado de José de Hermosilla y Sandoval, publicado en 1750. Imagen perteneciente a las colecciones de la Biblioteca Nacional de España.

"Vista del Arco de Constantino", del artista Giovanni Battista Pirnesi, grabado publicado en el siglo XVIII, probablemente muy cerca de su primera restauración.

Acuarela del artista británico Francis Towne hecha en 1781, con imagen del Coliseo visto desde el monte Palatino, en donde se observa el Arco de Constantino entre el camino de árboles, a la izquierda. Fuente imagen: Pompeiinetworks.wordpress.com.

Grabado con la imagen del Arco de Constantino y el Coliseo, obra de Lemaitre publicada por Alexis-François Artaud de Montor en la versión hispana de la "Historia de la Italia", de 1840.

El arco está hecho de mármol en grandes bloques en su parte inferior, aunque el nivel del ático y del arquitrabe tiene elementos de albañilería en ladrillo y mampostería, combinados con losas de pórfido y el mármol que lo corona. Está montado sobre un basamento de unos 35 por 20 metros, aproximadamente, en la actualidad rodeado en todo su perímetro por poco estéticas rejas, tal vez impidiendo alguna clase de imprudencias o vandalismos de las que pudo ser objeto. La plaza que toma su nombre es dura, de adoquines, y forma parte del paseo obligado para el turista que llega al Coliseo o al Foro Romano.

Una curiosidad es que este arco fue construido con materiales principalmente de otros edificios romanos, aunque era una práctica bastante común en la Roma de aquellos años. Muy probablemente, entonces, se haya usado por base un arco o monumento anterior, se cree que relacionado con el Emperador Adriano o con Marco Aurelio, al que se adicionaron elementos tomados también de otras obras anteriores.

Su estilo ya se aleja a de los diseños románicos originales y a la sazón en retirada, considerándose que corresponde más bien al período transicional del arte, desde el clásico al medieval, aunque todavía carente de elementos cristianos. En palabras de José Pijoán, en su obra "Historia del arte: el arte al través de la historia", de 1914, su diseño sólo "se limita a repetir el tipo ya creado del arco triunfal con tres puertas". Había, pues, un visible agotamiento del estilo romano más clásico e imperial como motor de creación más novedosa en el monumentalismo.

Consta también de cuatro columnas adosadas en cada una de sus dos caras principales, distribuidas en los extremos y entre los vanos-arcos. Sobre el capitel corintio de cada columna, se colocaron estatuas clásicas del período de Trajano, mismo del que provendrían los paneles con relieves laterales de ese mismo nivel alto, en las caras estrechas de los extremos, como ya observaba Ildefonso Antonio Bermejo en 1853, en su "Viaje ilustrado en las cinco partes del mundo", y André Lefèvre en 1867, en "Las maravillas de la arquitectura". Hechas en mármol pavonazzetto sobre plintos de mármol cipollino, se cree que las estatuas originales podían ser representaciones de prisioneros importantes capturados en la doble campaña militar contra los dacios (101-102 y 105-106), y que provendrían del Foro de Trajano. Una discreta puerta, además, permite entrar a una escala interior del arco, que conduce al espacio accesible en el ático, por el lado que da hacia el Palatino.

El diseño incluye otros atractivos relieves épicos y medallones o tondis sobre los vanos-arcos laterales, muy posiblemente de los tiempos de Adriano en el Palatino, pues en tres de ellos aparece retratado Antinoo, adolescente que es descrito como cercano al emperador, incluso su amante homosexual. Son ocho y alcanzan cerca de dos metros de diámetro, con escenas de cacerías y sacrificios de animales (osos, jabalíes, leones).

Origen de cada elemento del Arco de Constantino, de acuerdo a las precisiones hechas sobre su período y contenido: verde para Trajano, amarillo para Adriano, rojo para Marco Aurelio y azul para Constantino. Basado en el diagrama publicado por René Seindal en sights.seindal.dk.

Detalles del ático y arquitrabe del arco, con sus relieves de diferentes orígenes.

Arco de Constantino y la antigua Vía de San Gregorio (Vía del Triunfo) en fotografía c. 1860-1870. Fuente imagen: Luminous-lint.com.

Vista opuesta del arco en fotografía c. 1870. Se observa también el Meta Sudans y parte del Monte Palatino. Imagen perteneciente a las colecciones de fotografía histórica de la American Academy in Roma (Digital Humanities Center). Fuente imagen: Augustus.aarome.org.

Marcha Triunfal del fascismo italiano, del 30 de octubre de 1933, pasando por el Arco de Constantino y el Meta Sudans. Fuente imagen: Gettyimages.it.

Entrando en más detalles, los investigadores Ranuccio Bianchi Bandinelli y Mario Torelli, precisan en "El arte de la Antigüedad Clásica" que el período de construcción de aquellos medallones debe haber sido entre los años 130 y 138. El resto de los elementos que se reutilizaron en el arco podrían provenir de los períodos domiciano y severiano temprano.

Algunos rostros fueron trabajados por los escultores de Constantino para que éste apareciera en las escenas de caza de los relieves, así como los de Licinio o Constancio Cloro en las de cacerías. Los sacrificios de las escenas van dirigidos a dioses como Diana, Hércules y Apolo.

Grandes frisos de unos tres metros de alto en mármol pentélico, muestran en el nivel del ático escenas de la Guerra Dacia de Trajano, de principios del siglo II, las mismas que inspiraron su célebre columna en el foro con su nombre, losas probablemente traídas desde allá. Otros fragmentos de aquellos mismos frisos están repartidos entre el Museo de Louvre, el Antiquarium del Foro Romano y el Museo Borghese. Los del arco muestran, consecutivamente: la entrada de Trajano a Roma, la carga de caballería contra los prisioneros y prófugos dacios, la conquista de los romanos sobre el territorio dacio y los soldados mostrando las cabezas cortadas del enemigo.

Pertenecen al período de Constantino propiamente tal, los frisos de cerca de un metro de altura que están bajo los relieves en medallones, mostrando en ellos pasajes de la guerra contra Majencio, titulados de la siguiente manera:

  • El Profectio (salida de los ejércitos desde Milán) en el lado occidental.
  • El Obsidium (el asedio de Verona) en el lado Sur-Oste.
  • El Proelium (batalla del Puente Milvio) del lado Sur-Este.
  • El Ingressus (arribo a Roma ya liberada) en el lado Este.
  •  El Oratio (discurso triunfal en el Foro Romano) en el lado Norte-Este.
  •  El Congiarium o Liberalitas (repartición de las riquezas a la ciudadanía) por el lado Norte-Oeste.

Hay otras escenas que se ven en las caras interiores del mismo arco mayor, corresponden al los relieves con los títulos Fundatori Quietis (Fundador de la Paz) y Liberatori Urbis (Libertador de la Ciudad). Los personajes que parecen ángeles sobre el arco central, en tanto, son en realidad alegóricas victorias aladas.

A pesar de su atractivo, las terminaciones de los relieves de Constantino son, a juicio de algunas opiniones críticas, de menor calidad y más torpes que el resto del arco, tanto por la urgencia de tenerlos concluidos a tiempo como por la obsolescencia ya de pulcras viejas artes escultóricas romanas, como comentara José Pijoán en "Arte cristiano primitivo".

Vista del arco desde el Foro Romano, mirándolo en una loma del Monte Palatino.

Vista del monumento entre la arquería del Coliseo.

Detalle de los plintos y basamentos del arco.

Poste o columna de Mussolini y Víctor Emanuel III, señalando la Vía de San Gregorio justo a un lado del arco, en la ex Vía del Triunfo.

Cabe comentar que, aquellos relieves constantinianos, fueron los primeros de Roma en ofrecer un estilo totalmente anticlásico, también como preámbulo para el advenimiento del arte medieval. El historiador Ernst Kitzinger recalca sus rasgos particularmente violentos en "Arte bizantino en construcción", además, aunque no parecen menos que, por ejemplo, en el caso de la mencionada Columna de Trajano.

Constantino había liberado el culto religioso en Roma en 313, sólo dos años antes de inaugurada esta obra, por lo que además de carecer de símbolos asociables al cristianismo consolidado, algunas escenas del arco muestran los comentados sacrificios de credo pagano y rostros de deidades antiguas. De hecho, unas escenas recrean el episodio conocido como Triunfo y Sacrificio Capitolino, ceremonia del Estado pagano de los tiempos de Marco Aurelio, por lo que también se supone eran paneles de otro monumento anterior reutilizado en este nuevo arco, siendo ubicado ahora en pares en la parte más alta sobre los arcos laterales, justo entre las estatuas. Celebrarían el triunfo de Marco Aurelio en el año 174, según indican fuentes como "Arte e historia Roma y el Vaticano" de Stefano Masi.

Las vistosas inscripciones en latín del arco, otro de los rasgos auténticos del período de Constantino y originalmente con letras de bronce ya desaparecidas, dicen:

IMP · CAES · FL · CONSTANTINO · MAXIMO · P · F · AVGVSTO · S · P · Q · R · QVOD · INSTINCTV · DIVINITATIS · MENTIS · MAGNITVDINE · CVM · EXERCITV · SVO · TAM · DE · TYRANNO · QVAM · DE · OMNI · EIVS · FACTIONE · VNO · TEMPORE · IVSTIS · REM-PVBLICAM · VLTVS · EST · ARMIS · ARCVM · TRIVMPHIS · INSIGNEM · DICAVIT.

Visibles en ambas caras principales, tales inscripciones pueden traducirse de la siguiente manera, quizá aludiendo a los mensajes divinos que habría recibido el Emperador antes de su célebre victoria en el río Tíber (Tevere):

Emperador César Flavio Constantino Máximo pío bendito Augusto SPQR: quien inspirado por la Divinidad y la magnitud de su mente, con su Ejército liberó del tirano y de todos sus seguidores al mismo tiempo al Estado sólo con la fuerza de las armas. Arco del Triunfo decorado dedicado (a él).

Cabe comentar que la indicación de la dedicatoria, respecto al Constantino "inspirado por la Divinidad", ha tenido ribetes controversiales y de discusión profunda por parte de los expertos, ya que muchos han querido interpretarla como un vínculo directo con el cristianismo por parte del Emperador y el anuncio de su victoria, mientras que otros dan explicaciones más ambiguas a su posible sentido. También se ha dicho que el propio Constantino pudo procurar que fuese así de abierta, para complacer a todos los credos que convivían en Roma en aquel momento.

Sobre los arcos menores y los medallones, están también los mensajes "Votis X" y "Votis XX", por una de las caras, y "Sic X" y "Sic XX", por la otra. Señalan la celebración (votos) del décimo aniversario del reinado de Constantino desde el 306 en adelante, conocida como la Decennalia, festejada en el 315, el mismo año que se estima de erección del arco. La Vicennalia indicada con el "XX", en cambio, era la aspiración de cumplir 10 años más y llegar al aniversario 20°, o bien la celebración de su reelección por una nueva década.

La ubicación de este monumento ha sido históricamente la misma, y desde su origen era estratégica: en la llamada Via Triunfalis, sendero simbólico que los emperadores romanos utilizaban para volver desde campañas exitosas al entrar a Roma por el Campo de Marte y pasar por el Circo Máximo, encontrándose así con el arco. Luego de éste, seguía el periplo triunfal por la desaparecida fuente monumental de la Meta Sudans, a un costado del Coliseo, para tomar la Via Sacra y arribar en el Monte Capitolino. El Arco de Tito y el de Septimio Severo estaban en esta misma última ruta.

Curiosamente, hay muy poco material en las crónicas de la época que se explayen sobre el Arco de Constantino. Sí se sabe que, hacia el año 1530, Lorenzino de Médici, el futuro asesino de su primo Alejandro de Médici, cometió la barbaridad de cercenar las cabezas de algunos personajes en los relieves artísticos de los frisos del arco y robar estatuas del mismo, tropelía por la que fue expulsado de Roma por orden del Senado. Esto es comentado por cronistas como el francés Alexis-François Artaud de Montor, en su versión hispana de la "Historia de la Italia", de 1840. Parece que el infame Lorenzino era aficionado a esas formas de vandalizar estatuas, cortándole las cabezas, por lo que fue llamado popularmente de manera peyorativa como Lorenzaccio.

No mucho después, cuando el emperador Carlos V visitó Roma en 1535, el Papa Paulo III hizo engalanar todo a su paso, incluyendo el arco, pues se lo incluyó en la ruta oficial del soberano hacia El Vaticano, pasando por la Vïa Sacra y por los otros dos arcos de Tito y Septimio Severo, como hace notar Antonio Fontán en su trabajo "Príncipes y humanistas".

Se sabe también que, en los tiempos de la Edad Media, el arco formaba parte de una propiedad familiar fortificada, como se observa todavía en un óleo del siglo XVII del pintor Herman van Swanevelt, incluso con un inmueble aún adosado a un costado del arco. En "Las cosas maravillosas de la Santa Ciudad de Roma", de 1720, Juan Baptista Vaccondio Romano ilustra el Arco de Constantino aún como parte de esta fortificación y lo describe siendo parte de lo que podía verse junto al Huerto de los Frailes de Santa María Nueva y en el camino al Templo de Serapio.

Dañado por la vejez y los terremotos, el arco fue restaurado en el siglo XVIII, incluyendo los destrozos que había cometido el impulsivo Lorenzino de Médicis tanto tiempo antes. Es de suponer que, en este período, desaparecen los inmuebles y murallones medievales adosados a su estructura. El escultor Pietro Bracci fue el principal encargado de aquella restauración, hacia el año 1742. También se reemplazaron gran parte de las columnas en aquellas obras.

Dice René François Rohrbacher en "Historia universal de la Iglesia Católica" que, en 1863, el Emperador Napoleón III ordenó calcar las inscripciones, subiendo al mismo por un andamio que hizo levantar para la ocasión el Comendador Camillo de Rossi. Salvo que se tratase de una confusión con el apellido de la misma autoridad militar romana, se señala a un señor Rossa como el encargado de sacar los calcos, que iniciaron parte del debate por el contenido del mismo y su guiño a la inspiración de origen divino que habría movido a Constantino hasta su triunfo, algo que suscitó el interés de los historiadores cristianos, especialmente.

Guiándonos por la descripción que hace del arco por entonces Lefèvre, en su mencionado libro de 1867, indicándolo ubicado "al fin de una avenida solitaria con grandes árboles", el aspecto que mantiene en el siglo XIX era básicamente con los mismos elementos que resaltan todavía a la admiración del observador: las columnas estriadas, los mármoles de tono amarillento, los bajorrelieves dedicados a Trajano y sus tres grandes cimbras. Casi al mismo tiempo, Agustín Rivera daba pistas para la comprensión de los medallones y las inscripciones, en sus "Cartas sobre Roma, visitada en la primavera de 1867".

En 1933, durante la inauguración de la reconstruida Via dei Trionfi, correspondiente a la actual Via di San Gregorio que ya mencionamos, el fastuoso desfile militar realizado para los actos oficiales, pasó por un lado del arco y ante la mirada de las muchedumbres, en otra de las postales más conocidas de la ciudad durante el período previo a la Segunda Guerra Mundial. Este desfile fue conocido como la Marcha Triunfal de Roma, con más de 20 mil hombres desfilando en aquel día 30 de octubre que llenó de orgullo al fascismo italiano.

Posteriormente, durante los Juegos Olímpicos de 1960, celebrados en Roma, la ruta del maratón trazada por los organizadores incluyó pasar bajo el Arco de Constantino. Esta competencia es bien recordada en la historia del deporte por haber ganado el oro a pies descalzos, el corredor Abebe Bikila, representante de Etiopía.

Durante los años noventa, se realizaron excavaciones arqueológicas importantes en el lugar del arco, obras concluidas casi encima del Gran Jubileo, del año 2000, ocasión en la que fue admirado con visitas guiadas ofrecidas a los innumerables peregrinos llegados a la ciudad. Los datos obtenidos de aquel trabajo científico mostraron que el monumento podía corresponder, en su estructura principal, a uno anterior de la Roma de Adriano.

Las últimas mejoras en la plaza hicieron que este lugar sea parte integral y cómoda en el circuito de miles de personas que exploran Roma diariamente, en especial por este sector de los históricos foros, aunque la reja que rodea al monumento impida acercarse más de lo que uno quisiera, hasta la majestuosidad de su triple arco triunfal.

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