LA TABULA LUSORIA Y UN VIEJO JUEGO ROMANO EN LAS TERMAS DE CARACALLA

 

Coordenadas: 41°52'47.14"N 12°29'35.47"E

La sociedad de la antigua Roma era adicta a variados juegos y entretenciones de tableros, con las más variadas presentaciones y reglas para cada caso. El diseño de la respectiva mesa o tabulae (tavolino) ha dejado algunas piezas de interés en la arqueología romana, sobrevivido tableros que permiten deducir a qué tipo de juego pertenecían. Incluso se han encontrado algunos en tumbas, revelando cierta costumbre funeraria de llevarse la entretención hasta el más allá.

Sin embargo, a la sazón estos tableros no eran exclusivamente portátiles, ni se encontraban sólo en hogares o centros de reunión convencionales como salones o plazas de juegos. Por el contrario, a veces eran confeccionados grabándolos sobre lozas o piedras planas fijas, en Basílicas, en Foros y hasta en el baño, tal cual sucedió en las Termas de Caracalla, como puede verse hoy en este sitio.

La situación era aún más popular que con el caso de los tableros de ajedrez que pueden verse hoy en algunas plazas, paseos y parques, alcanzando el interior de edificios públicos y otras instancias.

La tabula lusoria, junto a la antigua piscina.

Vista del Natatio. El tablero está a la derecha, junto a la columna.

Sector del Natatio, por el que antaño fue el pasillo central entre salas termales.

Las Termas de Caracalla, llamadas originalmente Termas Antoninas, fueron célebres y elegantes baños públicos de aguas calentadas por calderas, construido hacia el año 217 después de Cristo, superados en grandeza sólo por las Termas de Diocleciano, en Viale Enrico de Nicola. Sus enormes y cautivantes ruinas se encuentran en la Viale della Terme di Caracalla entre la Viale Guido Baccelli y la Via Antonina, cerca del Circo Massimo y de la parte Sur del Foro Romano. Aunque no se utilizaba desde la destrucción de sus canalizaciones en el siglo VI, el complejo de estos baños se derrumbó con el terremoto del año 847.

El tablero de estas termas, perteneciente a la categoría llamada Tabulae Lusoriae o Tábula Lusoria de juegos romanos, se encuentra en un área cerca del fondo del complejo, llamada Natatio correspondiente a una enorme piscina al descubierto.

Está tallado sobre una gran piedra plana de mármol en el borde de la piscina, por el lado Nororiente del complejo de estos baños romanos. La disposición del tablero señala que la forma de jugarlo más apropiada era sentado en el agua de la misma piscina.

El pesado y duro tablero corresponde a un entretenimiento muy popular de la Roma de esos años, llamado tropo o juego de los hoyuelos (gioco delle fossette). Compuesto de una serie de cavidades o huecos sobre la superficie plana, se jugaba con piezas mármol, nueces o huesos astrágalos a modo de tejos-canicas. El jugador debía deshacerse de ellas haciéndolas caer en todos los huecos o bocas de la piedra y en una secuencia preestablecida, hasta llenar la última de las concavidades.

La forma de jugarlo es parecida al un pequeño golf, entonces, aunque con algo de rayuela, algo de backgammon y algo de billar, aunque tenemos entendido que los juegos de azar estaban prohibidos en Roma, por lo que es factible que sólo se haya tratado de un desafío para medir destrezas.

 

Este tablero tiene también ciertos detalles bastante curiosos. Se sabe que algunos tableros tienen la última boca de forma rectangular o bien con alguna marca que señala el final de la ruta que debe seguir el juego. Ésta de las Termas de Caracalla, sin embargo, tiene también algunas inscripciones en caracteres latinos que probablemente no eran originales en el tablero y que acabaron siendo agregadas por jugadores que frecuentaban este sitio.

Se puede distinguir lo siguiente, en las señaladas palabras grabadas hacia el extremo delantero: 

  • NESCIS
  • PLORAS
  • AGIS
  • CAV(E)BIS

Estas inscripciones se traducen de la siguiente manera, consecutivamente: 

  • No sabes
  • Lloras
  • Mueves
  • Serás cuidadoso

Corresponden, probablemente, a mensajes breves concebidos a modo de bromas que se iban intercambiando con los adversarios de cada partida durante el juego.

Algunas fuentes señalan que varios de estos tableros existieron alrededor de las piscinas de la Termas de Caracalla, pero en el complejo sólo queda la descrita. Estando allí casi se puede imaginar a los antiguos romanos medio metidos en el agua y otros al borde de la piscina, jugando alegremente allí y lanzando las piezas sobre esta gran tabla, como lo haría en nuestra época cualquier grupo de viejos amigos en un encuentro de cacho o dominó en un bar.

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