'EL MITO DE ROMA': TESOROS DE LOS MUSEOS VATICANOS EN EXPOSICIÓN ITINERANTE

 

Vista de los relieves y mosaicos de la exposición den la Sala Andes del Centro Cultural La Moneda, en el sector dedicado a la vida cotidiana y la familia de la Antigua Roma.

Coordenadas:  33°26'36.55"S 70°39'11.78"W (Centro Cultural La Moneda)

Los lectores de este blog saben que he dedicado y seguiré dedicando acá algunas entradas a la Ciudad Eterna de Roma, por la que tendré siempre un encanto y un vínculo personal imperecedero. Sin embargo, la actual exposición "El Mito de Roma. Colección Museos Vaticanos", en el Centro Cultural La Moneda de Santiago, me da ocasión de hablar de algunas de sus maravillosas piezas en exhibición que he tenido la suerte de ver dos veces ya: en su propia casa vaticana y ahora acá, en la capital chilena.

Estas preciosuras estuvieron de visita a nuestro país gracias a una gestión del propio Centro Cultural y de los Museos Vaticanos. La curatoría fue realizada por Giandomenico Spinola, Jefe del Departamento de Antigüedades Romanas y Griegas de los Museos Vaticanos, mientras que la asesoría curatorial de Raúl Buono-Core del centro que le da casa a la exposición. La museología quedó a cargo de CQ Estudio.

La fascinante muestra fue inaugurada el martes 7 de noviembre de 2017, aunque los compromisos con la Feria Internacional del Libro de Santiago me habían impedido poder ir hasta hoy, así que he llagado con algo de ansiedad a contemplarla y admirarla. No existen problemas para tomar fotografía, salvo la tradicional restricción al uso de flashes.

Permítanme compartirla, entonces, con quienes se interesen en ella.

Las colecciones llegadas llenan las dos salas principales del centro cultural, Andes y Pacífico, en el Tercer Nivel. Son poco menos de 150 hermosas de las piezas históricamente atesoradas por los pontífices (esculturas, pinturas, bajorrelieves, mosaicos, frescos, alfarerías, buscos, cerámicas, etc.) en los museos de la Santa Sede. Algunas pocas son copias o calcos, pero muchas obras de las más grandes son originales.

Es cerca de un milenio de historia romana el que se abarca con estas reliquias y obras de arte de "El Mito de Roma", largo período  entre la fundación de la futura ciudad y la caída del Imperio.

El texto de la presentación de la muestra, allí desplegado, nos introduce en las características de la maravillosa exposición:

Desde la pequeña aldea fundada sobre el monte Palatino, que luego constituyó la ciudad de Roma, se desarrolló una de las civilizaciones más importantes de la historia. Entre el año 753 a C, su fundación, hasta el año 476 d C, con la caída del imperio, Roma se expandió por todo el territorio europeo, norte de África y Oriente Medio.

La herencia de la floreciente civilización romana en las artes, la arquitectura, el derecho, la filosofía e incluso el idioma, forma parte de los cimientos de la civilización occidental. A través de la asimilación de las culturas grecorromana y judeocristiana, los romanos crearon la estructura de lo que todavía hoy entendemos como Occidente, cultura de la cual también formamos parte.

Más de 1.000 años de historia se podrán descubrir en las 146 piezas provenientes de los Museos Vaticanos. Se trata de una colección atesorada a lo largo de 500 años y que hoy orgullosamente exhibimos en nuestras salas.

El mito de Roma da cuenta de la potencia y magnitud del imperio más poderoso de su tiempo, que conectó a civilizaciones y territorios por medio de rutas que atravesaron el continente europeo, y más allá, fundando imponentes ciudades, construyendo obras arquitectónicas y de ingeniería que revolucionaron el mundo antiguo.

Sala Andes despliega el perfil oficial y político de Roma. Se incluye la influencia artística etrusca, durante el período de la monarquía y hasta el complejo entramado social y político elaborado luego por los romanos durante la República. Destaca el poderoso ejército, la legión romana, cuyas numerosas conquistas expandieron el Imperio.

La religión y las deidades clásicas se presentan en la Sala Pacífico por medio de bellas piezas que dan cuenta de las creencias oficiales, las tradiciones populares y domésticas, y los dioses extranjeros que llegan a Roma, ocupando un importante lugar en la vida de los antiguos romanos.

La exposición cierra con la compleja transformación de la Roma pagana a la Roma cristiana, un verdadero hito en la historia europea que fundió la enraizada cultura greco-romana con la tradición judeocristiana, moldeando a occidente tal y como lo conocemos hoy.

La muestra, cuyas piezas han sido seleccionadas con especial énfasis en la estética y la belleza clásica, es una invitación a descubrir la historia de Roma, las formas de vida de los antiguos romanos, su filosofía, sus divinidades y ritos, permitiéndonos así ser parte del invaluable legado de la Antigua Roma.

Vista del interior del Ala Nueva y sus fastuosas colecciones de estatuas, bustos, frisos, estelas y estatuillas, al costado del Patio de la Piña del Vaticano, con su fastuosa colección de esculturas romanas.

Vista actual de la Columna de Trajano y los restos del templo, en Roma. La exposición en Santiago incluye calcos de algunos de sus segmentos con relieves narrando pasajes de la Guerras Dacias (años 101 a 102 y 105 a 106).

Para no engañar al lector repitiendo lo obvio de la exposición y redactado como si fuese nuestro aporte, trascribiré acá la información textual con la que puede encontrarse el visitante con relación a cada grupo de piezas a la vista. Ciertamente, se trata de información que resultará básica a los conocedores de la historia de Roma, pero se me hace bastante didáctica, precisa y concisa, y también diría que muy apropiada para la exposición y especialmente para el público joven que llega hasta ella. Vi profesores con sus alumnos allí, de hecho.

Parto, de esta manera, por la introducción en la Sala Andes, titulada "El Legado Romano":

El territorio que comprende la península itálica inicialmente concentraba una diversidad de tribus que paulatinamente se fusionaron. Estos pueblos, que habitaban en pequeñas ciudades estado -como los ligures al norte, los latinos en el centro, y los griegos al sur- fueron gobernados por reyes, dando inicio así al período de la Monarquía en Roma, donde destacaron los reyes etruscos.

Culturalmente similares a los griegos, los etruscos fueron excelentes comerciantes, destacados ceramistas y pintores, y marcaron el comienzo de la civilización romana influenciándolos con su cultura. Sin embargo, los despóticos reyes etruscos fueron derrocados y se estableció la República.

Ideada para partir del sistema de gobierno de los etruscos, la República tuvo a dos cónsules al mando y a diversos magistrados que estuvieron a cargo de las leyes y las decisiones políticas. Los cónsules eran elegidos por el Senado y éste a su vez, estaba designado por los patricios, la clase aristocrática de la sociedad romana. Los patricios provenían de las familias fundadoras de Roma y eran dueños de amplias extensiones de tierra. Tenían privilegios políticos y culturales y se consideraban ciudadanos de pleno derecho. Los plebeyos por su parte, constituían una enorme clase social con diferencias internas considerables.

Así como existían nobles y ricos, también habían plebeyos comerciantes y agricultores, llamados caballeros, que accedían a cargos políticos medios. Los plebeyos sin recursos o clientes, vivían la servicio de un patricio. En la base de esta estructura social estaban los esclavos, en su mayoría capturados durante las conquistas militares de las legiones romanas. Fueron ellos quienes desempeñaron todos los trabajos necesarios para sostener la vida de Roma.

Las mujeres pueden considerarse como una clase social en sí misma, aún cuando compartían los derechos y privilegios de su clase social de nacimiento. Las ciudades ricas tenían leyes que las defendían y podían ser dueñas de propiedades, si bien no tenían derecho a voto ni a cargos políticos. El resto de las mujeres podían trabajar desempeñándose en diversos ámbitos e incluso tener negocios.

Original del conjunto escultórico de Laocoonte y sus Hijos, año 40-30 a. C., en el pasillo de esculturas del Museo Pío Clementino del Vaticano. Representa al sacerdote troyano Laocoonte (el que se oponía a la entrada del célebre caballo regalado por los griegos) con sus hijos envueltos en las serpientes marinas.

Otra vista del original de Laoconte y sus Hijos, en el Museo Pío Clementino. La exposición "El Mito de Roma" del Centro Cultural La Moneda, muestra una copia hecha en el siglo XIX sobre el original de la imagen.

En la misma sala, encontramos una sección titulada "Sociedad, Política y Ejército", en el visitante es recibido con la siguiente información histórica:

Si bien la sociedad romana fue cambiando a lo largo del tiempo, mantuvo siempre la distinción entre hombres libres y esclavos, y la importancia de ser ciudadano romano con los deberes y derechos que él le otorgaba. Ser ciudadano en Roma era un honor y un privilegio. Los ciudadanos debían cumplir el servicio militar, el primer paso que debía dar quien iniciaba una carrera política. Roma alcanzó su grandeza y poderío, en parte, gracias a la fuerza de su ejército profesional organizado en torno a las legiones, unidades de casi 5.000 hombres, altamente capacitados y muy bien equipados.

Los orígenes familiares para los romanos eran de gran importancia, puesto que otorgaban patrimonio y prestigio social. Aquellos hombres que descendían de los padres fundadores de Roma eran llamados patricios y conformaban la aristocracia y el Senado, institución de gobierno encargada de la política exterior, las finanzas y la religión. La riqueza de los patricios derivaba de las tierras que poseían, pero su estatus social se reconocía también en su derecho a ostentar cargos políticos y religiosos.

Los plebeyos, por su parte, no constituían una clase social propiamente tal ya que existían grandes diferencias entre plebeyos pobres y la élite plebeya rica. El ser plebeyo era más bien una condición legal que fue cambiando a lo largo de la historia, pasando de tener derechos de comercio y voto hasta alcanzar incluso cargos políticos.

En la base de la escala social estaban los esclavos. Un hombre o una mujer podían adquirir esta condición por nacimiento, por ser prisionero de guerra o también por una decisión jurídica al o pagar una deuda. La sociedad romana contemplaba la posibilidad de que un esclavo se liberara, pasando a ser un libertos, aún cuando permanecían siempre vinculados a su patrón por vínculos económicos y morales.

Una ilustración que acompaña al panel, recuerda que las legiones romanas defendían a Roma y conquistaba nuevos territorios para ella, siendo el primer ejército profesional de la historia: recibían un sueldo, llevaban casco, coraza metálica, escudo y sandalias, usando por armas la espada y la lanza.

Apolo, otra obra del patio de esculturas del Museo Pío Clementino del Vaticano, cuya copia está en la exposición "El Mito de Roma" en Santiago. La escultura original es de mármol, del siglo II d. C., y fue hallada en la Colina Viminale de Roma, en 1489.

Vista del Patio de Esculturas junto al Salón Octogonal del Museo Pío Clementino del Vaticano, en donde están algunas de las obras que se observan en la muestra de Santiago.

En la misma Sala Andes, encontramos la información titulada "La Vida Cotidiana y la Familia", que acompaña piezas relacionadas con esta área de contenidos de la muestra:

La familia constituía la base de la organización social de Roma. Incluía no sólo a los individuos vinculados por el parentesco, sino a todos los que estaban sujetos a la autoridad del jefe de familia, el pater familias, por lo que se consideraba también a los esclavos y los trabajadores.

Los espacios en los que se desarrollaba la vida familiar también tenían importancia. Las familias más ricas vivían en grandes casas llamadas domus, que contaban con diversos ambientes. Entre ellos estaba el llamado alae, espacio dedicado al culto privado de las deidades domésticas o Lares, donde el pater hacía las veces de sacerdote familiar. Las ciudades además contaban con edificios de varios pisos en los cuales habitaba el pueblo romano. Estas construcciones eran llamadas insulae y estaban construidas de ladrillos. Eran similares a los edificios que conocemos hoy. Todos aquellos romanos de la clase alta que vivían en las afueras de las ciudades, construían villas, enormes casas de campo conformadas por varias edificaciones destinadas a la vivienda y a la producción agrícola.

Dentro de la ciudad romana, uno de los espacios más importantes era el foro, amplias plazas abiertas en las que se trataban los asuntos públicos, desde temas administrativos, jurídicos y comerciales, hasta algunos eventos religiosos. También existían espacios destinados al ocio y a la diversión. Los grandes espectáculos públicos tenían lugar en teatros y circos donde se realizaban las carreras de caballos y las representaciones artísticas. Las termas eran espacios públicos destinados a la higiene, al relajo y al descanso. dentro de este mismo ámbito, el banquete era considerado como uno de los más grandes placeres de la clase de los patricios. Un banquete romano transcurría con los comensales acostados sobre divanes y podía durar hasta diez horas.

Al pie del panel, se señala que todos los romanos utilizaban togas, hechas con una larga tela enrollada en el cuerpo, la que variaba en tipos y diseño según edades y clases sociales. Por ejemplo: la toga púrpura era usada por los reyes; la toga cándida, de tela muy blanca, era para las reuniones políticas. Las togas negras o toga pulla se usaban como duelo, en ritos funerarios y en casos de consternación, como tragedias.

Interior de la Sala Andes del Centro Cultural La Moneda.

En la Sala Pacífico, en cambio, hallaremos un texto de presentación con el título "La Sociedad Romana", que también transcribo completo:

La Antigua Roma, que se expandió conquistando reinos y territorios se caracterizó por integrar los dioses de los conquistados a su religión oficial. La participación de patricios y plebeyos en ritos religiosos oficiales y públicos contribuyó a generar un importante sentimiento de pertenencia en la comunidad romana. Se trata de una religión politeísta, es decir con muchos dioses, los que su conjunto conformaban un complejo, pero organizado panteón, donde muchas veces se fusionaban dos o más dioses en una misma figura de culto. Fue así como Roma absorbió a los dioses griegos que se encontraron con deidades egipcias e incluso persas, como el dios del sol, Mitra.

Esta flexibilidad religiosa da cuenta de una religión fundamentalmente práctica, un instrumento del Estado romano que se conformaba de acuerdo a las necesidades de la vida terrenal. Tal es el caso de los Lares, deidades del ámbito cotidiano que protegían la propiedad familiar, o de Marte, dios de la guerra.

La capacidad de integrar nuevas deidades y cultos, jugó un importante papel en la expansión y difusión de la cultura romana. En este contexto, la persecución de los cristianos corresponde a una estrategia política, como consecuencia de la negación cristiana al culto a la figura del emperador.

La expansión cultural del imperio tuvo un efecto integrador sobre los individuos que pudieron acceder a los derechos de ciudadanía y formas de vida establecidas por los romanos. Así, hasta el habitante más alejando pudo sentirse ciudadano de Roma. Paradójicamente, la excesiva expansión territorial debilitó al Imperio, cuyo ejército y esclavos llegaron a ser en su mayoría bárbaros. Fueron estos mismos pueblos bárbaros quienes contribuyeron a la caída y transformación del Imperio en el 476 d. C., cuando el emperador Rómulo Augústulo fue depuesto. El legado cultural de Roma, sin embargo, persiste hasta la actualidad.

Puntos intermedios de la muestra. Gran panel para la presentación de la muestra "El Mito de Roma" por el lado de la Sala Pacífico.

En la misma sala, se encuentra el panel informativo "La Religión y las Prácticas de Culto", en donde leemos:

Las primeras manifestaciones religiosas de la Antigua Roma estaban profundamente relacionadas con la vida agrícola. A medida que Roma fue expandiéndose y aumentaron sus contactos con los pueblos que la rodeaban, comenzó a recibir influencias religiosas de los etruscos, los griegos y otros pueblos de la península itálica. Fue así que los dioses romanos convivieron con otras deidades, muchas veces fusionando varios dioses en uno, lo que permitió acoger nuevos cultos religiosas.

Además de la adopción de dioses griegos, los romanos incorporaron cultos de las provincias conquistadas en la parte oriental del Mediterráneo. Los dioses romanos tradicionales vivieron con Isis de Egipto y Mitra de origen persa, el dios del sol y de la luz que fue introducido a Roma por los soldados.

La religión romana fue muy pródiga en ceremonias, ritos y festividades. Así como existían ritos oficiales y públicos que se realizaban en templos o santuarios principales, dentro de cada hogar romano, existían un culto privado donde el padre de la familia actuaba como sacerdote, y se adoraban dioses domésticos llamados Lares. Este tipo de adoración del mundo familiar fue adquiriendo enorme importancia por cuanto eran creencias más personales y espirituales que la religión estatal y oficial de Roma.

La estrecha relación entre religión y prácticas de gobierno caracterizó a la Antigua Roma. Tanto así que durante la época del Imperio, la religión pública desarrolló formas de veneración hacia el emperador y su familia, lo que se denominó como "culto imperial". Al acceder al poder Augusto, el primer emperador romano, asumió también el cargo de pontífice máximo. Esto permitió reordenar las costumbres religiosas y a partir de entonces, este rol quedó atribuido a la figura del emperador.

La misma información, acompañada de la respectiva ilustración, señala que los dioses romanos eran representados como humanos pero de gran tamaño. Entre los dioses domésticos que ayudaban en la vida diaria, estaban Educa y Pontina (encargados del comer), Cunica (que cuidaba a los niños en las cunas) y Terduca (diosa que daba protección a los niños de camino a sus escuelas).

Sección interactiva, Sala Fundación Mustakis, con actividades recreativas, didácticas y recreativas para los niños que asisten a la muestra, dirigidas por guías, además de libros, materiales para artes manuales y exposiciones multimediales.

Mucho que ver con lo anterior y la cosmovisión espiritual romana, es "El Culto a los Muertos", explicado de la siguiente manera en la muestra:

El culto a los muertos y los rituales funerarios de la Antigua Roma variaron a lo largo del tiempo, según el lugar y la clase social del difunto. Los romanos practicaron principalmente dos ritos funerarios: la inhumación, que refiere al entierro del cuerpo intacto, y la incineración, en la cual se cremaba el cuerpo, para luego poner las cenizas en una urna. El paso de una práctica a otra se sucedió a lo largo de la historia sin motivaciones religiosas concretas.

Al morir un miembro de la familia, los romanos consideraban al fallecido como un espíritu protector al que debían rendir culto. Los funerales se realizaban dentro de la casa y la familia acompañaba al difunto para luego cerrar sus ojos, lavar y perfumar el cadáver y vestirlo. Junto al cuerpo se ponía una moneda, según la usanza griega, para que pudiese pagar la barca que lo llevaría al reino de los muertos. El cortejo fúnebre muchas veces incluía músicos y mujeres que gritaban y lloraban. En el caso de la incineración, el cuerpo se depositaba sobre una pira de madera sobre la cual se arrojaban alimentos y perfumes.

La tumba donde se depositaban las cenizas dentro de una urna se consideraba como un lugar sagrado. En el caso de la inhumación, existieron diferentes tipos de sepulcros según la época y la región. Así como había sepulturas individuales, también existían los sepulcros de familia. La profusa decoración y la monumentalidad de ciertas tumbas hacía evidente que pertenecían a la clase alta. En ellas también se presentaba el cursus honorum, la trayectoria política y militar del difunto.

El período de luto debía mantenerse durante diez meses, pero era común que las familias continuaran realizando banquetes y ofrendas por mucho tiempo, asegurando así el descanso del difunto. Un orificio realizado en la cubierta de la tumba permitía que se depositaran ofrenda de pan, vino y flores, sobre todo en el día del cumpleaños del fallecido.

El panel agrega, como apéndice del texto con imagen, algo sobre el sistema numérico romano basado en letras (I=1, V=5, X=10, M=1.000, etc.) y sus combinaciones, observando que aún se emplean en relojes y otras aplicaciones de cifras numéricas.

Sala Pacífico, segunda parte de la exposición "El Mito de Roma. Colección Museos Vaticanos" en el Centro Cultural La Moneda.

Finalmente, cerrando la historia del imperio y el recorrido de la propia muestra, nos encontramos con el panel informativo "Roma y el Cristianismo", donde se hace la siguiente entrega:

Durante muchos años, el cristianismo fue sólo una más de las religiones orientales que habían ido ganando adherentes en las principales ciudades del Imperio romano. Las relaciones entre el Imperio y los cristianos fueron cambiando a lo largo del tiempo. La fe cristiana se afianzó primero en la parte oriental del Imperio, y su presencia en el resto de los terrenos era débil. A medida que se fue expandiendo, comenzaron las persecuciones, en tanto que los cristianos monoteístas, se negaron a practicar la religión oficial del estado de Roma, que incluía creen en muchos dioses y adorar al emperador.

Hasta principios del siglo IV se mantuvieron períodos de tolerancia y persecución. El cristianismo se expandió lentamente de manera conjunta a la crisis de las creencias romanas. Así pasó de ser perseguido a ser tolerado como religión y finalmente el año 313 d. C., con el Edicto de Milán, el emperador Constantino hizo del cristianismo la religión oficial de Roma. Aunque en gran parte del Imperio todavía se practicaban otros cultos.

En el contexto del fortalecimiento de la institución de la Iglesia a fines del siglo II, surge el llamado arte cristiano primitivo. En esta época, se invirtieron recursos para la realización de las catacumbas, grandes cementerios subterráneos que conformaban un verdadero sistema de túneles y que albergaban en nichos las sepulturas de los fieles y los mártires de las persecuciones romanas.

El imperio romano sufrió un declive paulatino en su fuerza y dominio económico, político y social, que se amplificó por las invasiones de los pueblos bárbaros del norte. El cristianismo, que ya estaba instalado en Roma, sobrevivió al colapso del Imperio y permitió la continuidad de la cultura romana hasta la modernidad. Si bien el Imperio Romano llegó a su fin el año 476 d. C. con la caída del emperador Rómulo Augusto en las manos de un caudillo bárbaro, tanto la política, como la economía y en general la cultura de Roma mantienen su vigencia y el idioma latín es hasta hoy, la lengua oficial de la Iglesia cristiana.

Abundando en este último punto, el panel informativo señala que el latín es uno de los principales elementos culturales romanos que perduran hasta hoy, empleándose en la biología para los nombres científicos de plantas y animales, unificando cada especie por sobre los nombres comunes: por ejemplo, lo que por estas latitudes llamamos papa, recibe nombres como patata en España o pomdeté en Haití, pero es internacionalmente reconocida como la Solanum Tuberosum, en latín.

Por tratarse de la primera gran muestra de este tipo que llega a América Latina desde los Museos Vaticanos, "El mito de Roma" obliga a la visita de los amantes de la historia clásica y universal. La muestra estará ocupando las salas hasta el 11 de marzo de 2018, por lo que se cuenta con un tiempo holgado para conocerla. Incluye una sala de la Fundación Mustakis dedicada a actividades interactivas para niños, relacionadas con el mismo tema.

Probablemente, pasará mucho antes de que tengamos otra ocasión de sentir tan cerca de nuestro país el esplendor de la Roma clásica, pasando por la época de las provincias imperiales hasta el período paleocristiano, por lo que más que sugerir visitar la extraordinaria exposición, preferiría implorar al lector no perdérsela... A ver si he conseguido tentarlo con ir, a través de esta entrada.

GALERÍA DE IMÁGENES:

Presentación de la exposición, junto a los paneles informativos en la Sala Andes.

Diagrama del Viejo Mundo con tres fases históricas y coberturas geográficas del Imperio Romano, en los paneles de información de la Sala Andes.

Grupo correspondiente al Altar Cinerario de Lucius Volucius Urbanus, al Altar de Tiberius Claudius Faventius y la placa funeraria del cuestor Lucius Cornelius Scipo.

Altar cinerario de Lucius Volusius Urbano, año 40-50 d. C., del sepulcro de los Volusii en la Vía Apia. En el siglo XV estaba en Santa Maria de Aracoeli y luego en las colecciones de la familia Mattei. El duque Giuseppe Mattei lo vendió a los Museos Vaticanos en 1770. Hoy pertenece al Museo Gregorio Profano. El diseño del altar incluye el águila de la apoteosis y los gemelos Rómulo y Remo amamantados por la loba Luperca.

Vista lateral del altar cinerario de Lucius Volusius Urbano, año 40-50 d. C., del sepulcro de los Volusii en la Vía Apia. Se observan los diseños de animales fabulosos y, al centro de la cara del costado, un urceus, jarrón de boca ancha tradicionalmente usado por los romanos en libaciones rituales.

Altar cinerario de Lucius Volusius Urbano, año 40-50 d. C., del sepulcro de los Volusii en la Vía Apia. Detalle de la loba Luperca amamantando a Rómulo y Remo, en los orígenes míticos de la ciudad de Roma.

Ara Casali o Altar de Tiberius Claudius Faventinus, siglo II d. C. con inscripción del de inicios del siglo III d. C. Encontrado a mediados del siglo XVII en la viña romana Millini sul Celio, llevado después a Villa Casali y donado en 1772 a los museos por Clemente XIV, hoy en el Patio Octógono del Museo Pio Clementino

Ara Casali o Altar de Tiberius Claudius Faventinus, siglo II d. C. con inscripción del de inicios del siglo III d. C. Muestra seres mitológicos con guirnaldas y grutescos tallados sobre el mármol. Bajo la rueda floral están los dioses Marte y Venus; encima de la misma, los dioses Helios y Hefestos.

Ara Casali o Altar de Tiberius Claudius Faventinus, siglo II d. C. con inscripción del de inicios del siglo III d. C, vista lateral. Las inscripciones de los costados relatan pasajes de la Guerra de Troya según la narración de Homero.

Ara Casali o Altar de Tiberius Claudius Faventinus, siglo II d. C. con inscripción del de inicios del siglo III d. C., vista de la cara posterior dedicada al mito de la fundación de Roma, Marte embarazando a Rea Silva, llegada del troyano Eneas a las costas tirrenas, con escena inferior de Rómulo y Remo siendo amamantados por la loba Luperca.

Ara Casali o Altar de Tiberius Claudius Faventinus, siglo II d. C. con inscripción del de inicios del siglo III d. C. Detalle de Rómulo y Remo mamando de la loba Luperca, en la cara trasera del altar dedicado al mito de la fundación de Roma.

Inscripción del sarcófago del censor Lucius Cornelius Scipio, año 160 a. C. aproximadamente. Hallada en el Sepulcro de los Escipiones de la Vía Apia, en excavaciones de los años 1780-1781. Actualmente, pertenece al Gabinete del Apoxyomenos en el Museo Pío Clementino del Vaticano. Lucius fue un destacado soldado, senador y hombre público fallecido a los 33 años y mencionado por el historiador Livio.

Vista frontal del calco en yeso del conjunto escultórico de Laocoonte, hecho en el siglo XIX sobre el original del año 40-30 a. C. Representa al sacerdote troyano Laocoonte (el que se oponía a la entrada del célebre caballo regalado por los griegos) con sus hijos, envueltos en las serpientes marinas.

Calco en yeso del conjunto escultórico de Laocoonte, hecho en el siglo XIX sobre el original del año 40-30 a. C. hallado en excavaciones de inicios de 1506, en la viña romana Felice de Fredis de la Colina Oppio. El original está en el patio de esculturas junto a la Pinacoteca y atrás del Patio de la Piña del Vaticano.

Vista de costado del calco en yeso del conjunto escultórico de Laocoonte, hecho en el siglo XIX sobre el original del año 40-30 a. C. Representa al sacerdote troyano Laocoonte (el que se oponía a la entrada del célebre caballo regalado por los griegos) con sus hijos, envueltos en las serpientes marinas.

Vista lateral del calco en yeso del conjunto escultórico de Laocoonte, hecho en el siglo XIX sobre el original del año 40-30 a. C. Representa al sacerdote troyano Laocoonte (el que se oponía a la entrada del célebre caballo regalado por los griegos) con sus hijos, envueltos en las serpientes marinas.

Detalle del rostro del sacerdote Laocoonte, en el calco en yeso del conjunto escultórico, hecho en el siglo XIX sobre el original del año 40-30 a. C. El sacerdote troyano Laocoonte era quien se oponía a la entrada del célebre caballo regalado por los griegos. Aparece con sus hijos, envueltos en las serpientes marinas.

Vista posterior del calco en yeso del conjunto escultórico de Laocoonte, hecho en el siglo XIX sobre el original del año 40-30 a. C. Representa al sacerdote troyano Laocoonte con sus hijos, envueltos en las serpientes marinas.

Contenedor o envase (recipiente de líquidos, probablemente aceinte de lámparas) hecho de terracota con forma de la Loba Capitatolina o Luperca amamantando a los gemelos Rómulo y Remo, siglo I a. C. Apareció en excavaciones realizadas en Vulci entre 1835-1837. Actualmente en Antiquarium Romanum del Museo Gregoriano Etrusco.

Ennio, busto restaurado con corona de laureles, rostro masculino, de mediados del siglo II a. C hallado en las excavaciones del Sepulcro de los Escipiones de la Vía Apia, hacia 1780. Hoy pertenece al Gabynete de Apoxyomenos del Museo Pío Clementino.

Cabeza de mármol de soldado, mediadios del siglo I d. C. De origen desconocido, corresponde a las colecciones del Pabellón de las Corazas del Vaticano. Sería parte de un relieve y representa a un legionario.

Fragmento de mármol de relieve histórico con un solado signífero (signifer), de principios del siglo II d. C. De origen desconocido, está en el Sector XI del Museo Gregoriano Profano.

Diploma militar de bronce, otorgado a Callius Gemelus Coptita (miembro de la flota romana en Egipto), 17 de febrero del año 86 d. C., proveniente de Tebas en Egipto y comprado en 1735 por Giuseppe Simone Assemani. En 1768 fue comprado por Clemente XIII para el Museo Profano, en la Galería Clementina IV. Otorfa una licencia con honores por fin de servicios, con la ciudadanía obtenida por él y extendida a su familia (esposa e hijos).

Fragmento de un friso de mármol con escenas militares, segunda mitad del siglo II d. C. Se desconoce su procedencia, pero hoy pertenece al Museo Gregoriano Profano, Sector XI. Se cree que pudo ser parte de un monumento de la época de Marco Aurelio, y muestra a un soldado romano tomando un prisionero.

Collar de bronce de esclavo (mitad de la pieza) con inscripción, siglo IV d. C. Aunque se desconoce su procedencia, aparece documentado en 1760 en Museo Cristiano de la Biblioteca Apostólica Vaticana. El collar era un sello de dominus o propiedad de un patrón sobre el esclavo que la usaba.

Tres placas de mármol con inscripciones sepulcrales: 1) Placa de Musicus Scurranus, exesclavo agente fiscal de la Gallia Lugdunensis (14-37 d. C.); 2) Lápida con epitafio de Clodia Helpis, esposa del aedilis y juez Marcos Aemilius Hilarianus (mediados del siglo II d. C.); placa sepulcral restaurada a partir de dos fragmentos, de la esclava liberada Clodia Agele, del columbario de viña Ammendola, en Vía Apia (siglo I d. C.). Todas pertenecen al Lapidario Profano ex Lateranense del Museo Gregoriano Profano.

Relieve sepultral de mármol, del caballero Titus Flavius Verus, segunda mitad del siglo II d. C. Proveniente de Ostia, Necrópolis de Porta Romana en el Valle de los Sepulcros, hallada en año 1856. Hoy está el Sector Sepulcro Mayor del Museo Gregoriano Profano. La inscripción dice que Flavius era un eques romanus (de la caballería).

Calcos en cemento blanco de segmentos del friso espiral de la Columna de Trajano, en Roma, gran poste de mármol del año 113 d. C. que narra con sus imágenes en relieve episodios de las Guerras Dacias. Los calcos se hicieron en 1938 por Francesco Mercatali, usando los moldes que hizo producir de la columna Napoleón III en 1861.

Calcos en cemento blanco de segmentos del friso espiral de la Columna de Trajano, en Roma, gran poste de mármol del año 113 d. C. que narra con sus imágenes en relieve episodios de las Guerras Dacias. Los calcos se hicieron en 1938 por Francesco Mercatali, usando los moldes que hizo producir de la columna Napoleón III en 1861.

Calcos en cemento blanco de segmentos del friso espiral de la Columna de Trajano, en Roma, gran poste de mármol del año 113 d. C. que narra con sus imágenes en relieve episodios de las Guerras Dacias. Los calcos se hicieron en 1938 por Francesco Mercatali, usando los moldes que hizo producir de la columna Napoleón III en 1861.

Calcos en cemento blanco de segmentos del friso espiral de la Columna de Trajano, en Roma, gran poste de mármol del año 113 d. C. que narra con sus imágenes en relieve episodios de las Guerras Dacias. Los calcos se hicieron en 1938 por Francesco Mercatali, usando los moldes que hizo producir de la columna Napoleón III en 1861.

Calcos en cemento blanco de segmentos del friso espiral de la Columna de Trajano, en Roma, gran poste de mármol del año 113 d. C. que narra con sus imágenes en relieve episodios de las Guerras Dacias. Los calcos se hicieron en 1938 por Francesco Mercatali, usando los moldes que hizo producir de la columna Napoleón III en 1861. En la imagen, se observa al lado izquierdo un fragmento de mármol con el Vexillum militar.

Fragmento escultórico de mármol con el Vexillum Militar (bandera o estandarte de la legión romana) en su diseño. Inicios del siglo II d. C. Proveniente de la Colección Cánova (1823-1824), pertenece al Sector XI del Museo Gregoriano Profano. El Vexillum del relieve representa al de la Legión XII Fulminata.

Gran busto escultórico de Trajano, encontrado en las excavaciones de Giovanni Maria Cassini en 1794, en Ostia. Se remonta aproximadamente al año 120 d. C., aunque ha sido restaurado y montado sobre el pedestal. Actualmente está en la Pared XLV del Museo Chiaramonti.

Acercamiento al gran busto escultórico de Trajano, encontrado en las excavaciones de Giovanni Maria Cassini en 1794, en Ostia. Se remonta aproximadamente al año 120 d. C., aunque ha sido restaurado y montado sobre el pedestal. Actualmente está en la Pared XLV del Museo Chiaramonti.

Perfil del gran busto escultórico de Trajano, encontrado en las excavaciones de Giovanni Maria Cassini en 1794, en Ostia. Se remonta aproximadamente al año 120 d. C., aunque ha sido restaurado y montado sobre el pedestal. Actualmente está en la Pared XLV del Museo Chiaramonti.

Ara sepulcral de mármol del soldado de caballería Publius Aelus Bassus, enrolado en el ejército en Bessi, antigua Tracia, encargado de la armería. Del siglo II d. C. (después del año 138), proveniente de la Vía Labicana, Cementerio de los Santos Pedro y Marcelino ad duas lauros. Actualmente albergada en el Sector de los Equites Singulares del Lapidario Profano ex Lateranense.

Ara sepulcral de mármol del soldado de caballería Publius Aelus Bassus, enrolado en el ejército en Bessi, antigua Tracia, encargado de la armería. Del siglo II d. C. (después del año 138), proveniente de la Vía Labicana, Cementerio de los Santos Pedro y Marcelino ad duas lauros. Actualmente albergada en el Sector de los Equites Singulares del Lapidario Profano ex Lateranense. Detalle de la imagen del adiestramiento de un caballo.

Ara sepulcral de mármol del soldado de caballería Publius Aelus Bassus, enrolado en el ejército en Bessi, antigua Tracia, encargado de la armería. Del siglo II d. C. (después del año 138), proveniente de la Vía Labicana, Cementerio de los Santos Pedro y Marcelino ad duas lauros. Actualmente albergada en el Sector de los Equites Singulares del Lapidario Profano ex Lateranense. Detalle del remate con escena del banquete fúnebre de su despedida y dos compañeros de armas que le darán sepultura.

Estatua de mármol de un joven con toga, del siglo II d. C., hallada en Ostia durante las excavaciones del Papa León IX en 1856. Debió ser restaurada parcialmente y hoy se resguarda en el Sector XV del Museo Gregoriano Profano. El medallón redondo o bulla del cuello confirma que el retratado es un joven (se usaba por los ciudadanos, hasta la adolescencia).

Estatua de mármol de un joven con toga, del siglo II d. C., hallada en Ostia durante las excavaciones del Papa León IX en 1856. Debió ser restaurada parcialmente y hoy se resguarda en el Sector XV del Museo Gregoriano Profano. El medallón redondo o bulla del cuello confirma que el retratado es un joven (se usaba por los ciudadanos, hasta la adolescencia). Vista de costado de la imagen.

Altar de mármol del patrón Caius Manlius (descendiente de una antigua familia etrusca) para sus protegidos (clientes), de fines del siglo I a. C. Hallado en Cerveteri, durante las excavaciones de Alejandro Regolini realizadas hacia 1846 en el área del Teatro del Municipio Romano de Caere. Pertenece al Sector VI del Museo Gregoriano Profano. Representa escenas de ritos de protección del patrón con sus clientes.

Altar de mármol del patrón Caius Manlius (descendiente de una antigua familia etrusca) para sus protegidos (clientes), de fines del siglo I a. C. Hallado en Cerveteri, durante las excavaciones de Alejandro Regolini realizadas hacia 1846 en el área del Teatro del Municipio Romano de Caere. Pertenece al Sector VI del Museo Gregoriano Profano. Representa escenas de ritos de protección del patrón con sus clientes.

Altar de mármol del patrón Caius Manlius (descendiente de una antigua familia etrusca) para sus protegidos (clientes), de fines del siglo I a. C. Hallado en Cerveteri, durante las excavaciones de Alejandro Regolini realizadas hacia 1846 en el área del Teatro del Municipio Romano de Caere. Pertenece al Sector VI del Museo Gregoriano Profano. Representa escenas de ritos de protección del patrón con sus clientes.

Altar de mármol del patrón Caius Manlius (descendiente de una antigua familia etrusca) para sus protegidos (clientes), de fines del siglo I a. C. Hallado en Cerveteri, durante las excavaciones de Alejandro Regolini realizadas hacia 1846 en el área del Teatro del Municipio Romano de Caere. Pertenece al Sector VI del Museo Gregoriano Profano. Representa escenas de ritos de protección del patrón con sus clientes.

Altar de mármol del patrón Caius Manlius (descendiente de una antigua familia etrusca) para sus protegidos (clientes), de fines del siglo I a. C. Hallado en Cerveteri, durante las excavaciones de Alejandro Regolini realizadas hacia 1846 en el área del Teatro del Municipio Romano de Caere. Pertenece al Sector VI del Museo Gregoriano Profano. Representa escenas de ritos de protección del patrón con sus clientes.

Relieve funerario del alquitrabe de una tumba, con retratos de la familia Servilii, año 30-20 a. C., hallado durante las excavaciones de 1838 en el Jardín del Conservatrio delle Mendicanti. Ha sido restaurada y está en el Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. El muchacho retratado es Publius Servilius Globulus. La pareja son sus padres Quintus Servilius Hilarius y Sempronia Eune, ambos esclavos libertos por Quintus Servilius y Caius Sempronius, respectivamente.

Fresco con escena de banquete, siglo II-III d. C, y abajo relieve funerario de Tiberius Claudios Dionysius, año 40-50 d. C. Este relieve de mármol proviene de un sepultro hallado en las excavaciones realizadas en 1861 por Lorenzo Fortunati en la viña del Cardenal di Pietro, via Collatina. El fallecido aparece recostado en un diván llamado kline, acompañado por su esposa Claudia Prepontis y el que podría ser su perro.

Fresco con escena de banquete, siglo II-III d. C., hallado en Ostia, en la necrópolis de la Via Laurentina durante excavaciones del año 1865. El fresco fue despegado y montado sobre un panel independiente, hallándoselo ahora en el Sector Ostia del Museo Gregoriano Profano. Los sujetos retratados tienen sus nombres inscritos: ...Mus (incompleto), Felix, Foebus, Restutus y Fortunatus, posibles dueños del sepulcro.

Mosaico polícromo con naturaleza muerta (escena de mercadería alimentaria), de mediados del siglo II d. C. Encontrado en las excavaciones de 1817-1823, Tor Marancia. Pertenece a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino. El fino trabajo de mosaico con teselas decoraba una sala de banquetes o triclinium, mostrando peces, espárragos, camarones, pollo y moluscos.

Acercamiento almosaico polícromo con naturaleza muerta (escena de mercadería alimentaria), de mediados del siglo II d. C. Encontrado en las excavaciones de 1817-1823, Tor Marancia. Pertenece a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino. El fino trabajo de mosaico con teselas decoraba una sala de banquetes o triclinium, mostrando peces, espárragos, camarones, pollo y moluscos. Nótese la delicadeza de los matices y volúmenes logrados por el artista.

Arriba, fresco con escena del transporte de trigo sobre la nave "Isis Geminiana", mediados del siglo III d. C. Abajo a la izquierda, fragmento de sarcófago con escena de carpinteros, año 260 d. C. aproximadamente ,aunque de procedencia desconocida. Abajo a la derecha, fragmento de relieve con escena de circo, fines del siglo III o inicios del siglo IV d. C. La primera pieza pertenece al Sala de las Bodas de Aldobrandine y las otras dos al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano.

Fresco con escena del transporte de trigo sobre la nave fluvial (navis caudicaria, del río Tíber) llamada "Isis Geminiana". Obra de mediados del siglo III d. C. Proveniente de la necrópolis de Ostia, en la vía Laurentina (columbario 31), hallada en excavaciones de 1865. Despegado y montado sobre panel con marco propio. Perteneciente en la actualidad a la Sala de las Bodas de Aldobrandine. En la imagen se ve el timonero en la popa, identificado como Farnaces magister, y a centro un personaje Abascantus con un compañero supervisando las medidas del trigo en recipientes llamados modii. Los trabajadores sacarii cargan sacos al navío que zarpará desde el riberano Muelle de Portus.

Fragmento de relieve en mármol con escena de circo, fines del siglo III o inicios del siglo IV d. C. Pertenecía a la Colección Fossati hasta que el Vaticano lo adquirió en 1851, perteneciendo hoy al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. Se observa a un áuriga (conductor de carretas caballares) y un vendedor de manzanas que le muestra su mercadería. Por la inscripción sobre la escena, se conjetura que perteneció al sarcófago de una mujer llamada Córsica o bien que proviene de la isla de Corsica.

Arriba, mosaico plicromo con paisaje, siglo I d. C., del Laboratorio de Restauración de Mosaicos del Vaticano. Abajo, placa sepulcral mostrando la escena del taller de un herrero cristiano cuya sepultura cerraba como tapa, siglo IV d. C., perteneciente al Lapidario Cristiano del Museo Pío Cristiano.

Arriba, mosaico plicromo con paisaje, siglo I d. C., del Laboratorio de Restauración de Mosaicos del Vaticano. Fue restaurado en la edad moderna y muestra a dos hombres que se aproximan a una fuente a sacar aguas, en un paisaje urbano con edificios y grandes árboles.

Arriba, relieve de mármol griego con Musa y poeta, año 20-40 d. C., que pasó de la Colección Rondinini a los museos en 1838, hoy perteneciente al Sector III del Museo Gregoriano Profano. Abajo, fragmento de sarcófago ático con pancracio (lucha libre griega), fabricado en algún taller de Atenas hacia la primera mitad del siglo III d. C., perteneciente al Sector XV del Museo Gregoriano Profano.

Relieve de mármol griego con Musa y poeta, año 20-40 d. C., que pasó de la Colección Rondinini a los museos en 1838, hoy perteneciente al Sector III del Museo Gregoriano Profano. La escena muestra un pórtico o una biblioteca en donde se observan máscaras teatrales y un papiro con la obra. El poeta con la máscara en la mano sería Menandro (343?-291 a. C.) y la mujer podría ser una Musa o bien la esposa del poeta, Glykera.

Arriba, fragmento de tapa de sarcófago infantil con escena de niños jugando con rueda o disco, siglo III d. C. Al centro, fragmento de tapa de otro sarcófago infantil con carrera de erotes sobre carros, 270 a 280 a. C. Abajo, relieve funerario con escena de carrera de cuadrigas en el circo, 100 a 120 d. C. Las dos primeras son del Sector XIII y la última del Sector X del Museo Gregoriano Profano.

Arriba, fragmento de tapa de sarcófago infantil con escena de niños jugando con ruedas (discos ese hacían girar y avanzar manteniéndolos verticales con una vara), siglo III d. C., procedente de Ostia, en excavaciones de los hermanos Pietro y Félix Cantoni en 1827 en Pianabella, vendido ese mismo año a los museos . Abajo, fragmento de tapa de otro sarcófago infantil de mármol, resparado y restaurado, con carrera de erotes (dioses alados del amor) sobre carros a caballas, año 270-280 d. C., de procedencia desconocida. Ambas piezas están en el Sector XIII del Museo Gregoriano Profano.

Relieve funerario de mármol, con escena de carrera de cuadrigas en el circo (probablemente el Circo Máximo), vendido a los Museos Vaticanos en 1830 por el anticuario Ignacio Vescovali. Se cree que provendía de excavaciones de 1813 en la Via Labicana, aunque el arqueólogo Gerhart Rodenwalt alude a la necrópolis de Ostia. Pertenece al Sector X del Museo Gregoriano Profano.

Arriba, mosaico con escena de espectáculos (con músicos, enanos, bailarinas y actores de pantomima). Abajo, mosaico con escena de combate de gladiadores contra fieras, algo frecuente en los espectáculos de los anfiteatros. Ambos mosaicos polícromos son del fines del siglo II d. C. y provienen de una domus de la Iglesia de Santa Sabina en Monte Aventino (excavaciones de 1711), despegados y montados en paneles. Hoy pertenece al Vestíbulo de la Escala de Bramante, del Museo Pio Clementino.

Vitrina con piezas de alfarería con decoración y figuras, en la Sala Andes. Hermosas cerámicas de entre los siglos VI a IV a. C., pertenecientes al Museo Gregoriano Etrusco.

Crátera (vasija de origen griego para mezclar agua con vino en los banquetes) en forma decáliz estrusco, con figuras de color rojo del grupo "campanizzante", años 350 a 330 a. C. Pieza pintada, en muy buen estado, aunque de procedencia desconocida. Muestra a un guerrero etrusco caracterizado como hoplita griego (momento agudo para la relación con Roma) asistiendo a una libación con sacrificio de un chivo de connotación Dionisíaca.

Crátera (vasija de origen griego para mezclar agua con vino en los banquetes) en forma decáliz estrusco, con figuras de color rojo del grupo "campanizzante", años 350 a 330 a. C. Pieza pintada, en muy buen estado, aunque de procedencia desconocida. Muestra a un guerrero etrusco caracterizado como hoplita griego (momento agudo para la relación con Roma) asistiendo a una libación con sacrificio de un chivo de connotación Dionisíaca. Actualmente, en el Museo Gregoriano Etrusco.

Ánfora oinochoe de origen campano, del grupo del arquero con escena de combate, años 350 a 330 a. C., procedencia desconocida pero con origen en la Campania prerromana. Cerámica rosa con engobe rojo y figuras rojas pintadas sobre fondo negro. De proveniencia desconocida, se encontraba en el Museo Kircheriano de Roma, según información de 1746. Muestra a dos guerreros del pueblo de Osci realizando una danza ritual armada (pírrica, de origen heleno). Pertenece en la actualidad al Museo Gregoriano Etrusco.

Ánfora oinochoe de origen campano, del grupo del arquero con escena de combate, años 350 a 330 a. C., procedencia desconocida pero con origen en la Campania prerromana. Cerámica rosa con engobe rojo y figuras rojas pintadas sobre fondo negro. De proveniencia desconocida, se encontraba en el Museo Kircheriano de Roma, según información de 1746. Muestra a dos guerreros del pueblo de Osci realizando una danza ritual armada (pírrica, de origen heleno). Pertenece en la actualidad al Museo Gregoriano Etrusco.

Detalle del ánfora oinochoe de origen campano, del grupo del arquero con escena de combate, años 350 a 330 a. C., procedencia desconocida pero con origen en la Campania prerromana. Cerámica rosa con engobe rojo y figuras rojas pintadas sobre fondo negro. De proveniencia desconocida, se encontraba en el Museo Kircheriano de Roma, según información de 1746. Muestra a dos guerreros del pueblo de Osci realizando una danza ritual armada (pírrica, de origen heleno). Pertenece en la actualidad al Museo Gregoriano Etrusco.

Ánfora ática de cerámica pintada, con figuras negras de Eneas y Anquises, años 520 a 500 a. C. Procedente de Vulci, perteneció a la Colección de Benedicto Guglielmi, siendo donada al Papa Pío XI en 1935. Hoy está en el Museo Gregoriano Etrusco. Muestra la escena de Eneas llevando a su anciano padre Anquises y cargando todas sus armas mientras se fugan de la invadida Troya, en el mito fundacional de Roma. Parece ir acompañado de su mujer Creusa o de su madre la diosa Afrodita.

Ánfora póntica del Pintor de Paris, años 540 a 530 a. C. Procedente de Vulci, corresponde a una pieza en muy buen etado de cerámica pintada, hoy en el Museo Gregoriano Etrusco del Vaticano. Se representa en sus imágenes la guerra entre griegos y bárbaros orientales en Irán. Se ven tres caballeros arqueros escitas cabalgando de manera acrobática, seguidos de caballeros griegos. Pertenece a la escuela póntica de cerámicas de Vulci, cuyo jefe era el pintor de Paris, autor de esta pieza.

Vitrina de la Sala Andes con crátera y ánfora del siglo IV a. C. y platillo kylix del siglo VI a. C.. Piezas cerámicas pintadas hoy en el Museo Gregoriano Etrusco.

Crátera (vasija de origen griego para mezclar agua con vino en los banquetes) de columnas ápulas, del pintor de Pátera, años 340 a 320 a.C., cerámica depurada, pintada con figuras rojas y sovradipinture en blanco y amarillo, sobre fondo oscuro. La imagen muestra una escena funeraria, con ofrendas de los deudos.

Ánfula ápula de tipo panatenaico, del pintor de Terrone, años 330 a 320 a. C. De proveniencia desconocida, estuvo en la Biblioteca Vaticana durante el papado de Clemente XII, pasando al Museo de Napoelón de París y regresando al Vaticano después de 1815. Actualmente está en el Museo Gregoriano Etrusco. Corresponde a cerámica de color negro con figuras en rojo, blanco y amarillo. Es de gran tamaño y pertenecería a un ajuar funerario, originalmente, montado sobre una kylix alusiva al vino y al culto a Dionisio, que aparece en la escena acompañado de sátiros y ménades con panderetas, Eros, el centauro Quirón y Hermes, mientras luchan Peleo y Tetis.

Detalles del ánfula ápula de tipo panatenaico, del pintor de Terrone, años 330 a 320 a. C. De proveniencia desconocida, estuvo en la Biblioteca Vaticana durante el papado de Clemente XII, pasando al Museo de Napoleón de París y regresando al Vaticano después de 1815. Actualmente está en el Museo Gregoriano Etrusco. Corresponde a cerámica de color negro con figuras en rojo, blanco y amarillo. Es de gran tamaño y pertenecería a un ajuar funerario, originalmente, montado sobre un kylix alusivo al vino y al culto a Dionisio, que aparece en la escena acompañado de sátiros y ménades con panderetas, Eros, el centauro Quirón y Hermes, mientras luchan Peleo y Tetis.

Kylix ática con figuras negras, años 550 a 525 a. C. Originario de Vulci, perteneció a la Colección de Benedicto Guglierlmi donada al Papa Pío XI en 1934. Corresponde a cerámica depurada y pintada, con la pieza reconstruida y restaurada, hoy en el Museo Gregoriano Etrusco. El banquete fue una costumbre que se afianzó entre las clases aristocráticas y acomodadas, en los que el vino se consumía en estos recipientes kylix (muchas veces importados desde Grecia), parcialmente disuelto en agua.

Detalle del kylix ática con figuras negras, años 550 a 525 a. C. Originario de Vulci, perteneció a la Colección de Benedicto Guglierlmi donada al Papa Pío XI en 1934. Corresponde a cerámica depurada y pintada, con la pieza reconstruida y restaurada, hoy en el Museo Gregoriano Etrusco. El banquete fue una costumbre que se afianzó entre las clases aristocráticas y acomodadas, en los que el vino se consumía en estos recipientes kylix (muchas veces importados desde Grecia), parcialmente disuelto en agua.

Vitrina con cabezas de terracota procedentes de Cerveteri, en la Sala Andes. A la izquierda, cabeza de niño con corona, siglo III a. C.; atrás cabeza masculina de estatua votiva, primer cuarto del siglo I a. C.; derecha, cabeza femenina, segunda mitad del siglo VI a. C. Todas se hallan en el Museo Gregoriano Etrusco.

Vitrina con cabezas de terracota procedentes de Cerveteri, en la Sala Andes.Al frente, cabeza de niño con corona, siglo III a. C.; atrás a la izquierda, cabeza masculina de estatua votiva, primer cuarto del siglo I a. C.; atrás a la derecha, cabeza femenina, segunda mitad del siglo Vi a. C. Todas se hallan en el Museo Gregoriano Etrusco.

Estatuilla de mármol de joven pescador, siglo I d. C. De procedencia desconocida, fue vendida por Thomas Jenkins a los Museos Vaticanos hacia fines del siglo XVIII, en el papado de Pío VI. Hoy se la puede admirar en el Pabellón de las Corazas del Vaticano. El retratado lleva puesta una túnica corta (exomis), un sobrero de vicera pequeña y carga un cesto con pescados, un motivo iconográfico de cierta frecuencia y posible origen inspiracional helénico.

Estatuilla de mármol de anciano pescador, siglo II d. C. Pieza restaurada de procedencia desconocida, hoy albergada en el Pabellón de las Corazas del Vaticano. La figura reproduce un motivo iconográfico importante y con muchas réplicas populares en la Antigua Roma.

Urna cineraria de mármol con escenas de producción del vino, siglo III d. C. Pieza de procedencia desconocida, actualmente pertenece al Sector III del Museo Gregoriano Profano. Se ve en su frente a dos jóvenes pisando uvas sobre una batea con un prótomo leonino. En los costados se ven escenas de la vendimia, con racimos en cestos. El remate tiene dos grifos. Todo el diseño alude al culto a Dionisio.

Vista lateral de la urna cineraria de mármol con escenas de producción del vino, siglo III d. C. Pieza de procedencia desconocida, actualmente pertenece al Sector III del Museo Gregoriano Profano. Se ve en su frente a dos jóvenes pisando uvas sobre una batea con un prótomo leonino. En los costados se ven escenas de la vendimia, con racimos en cestos. El remate tiene dos grifos. Todo el diseño alude al culto a Dionisio.

Detalle de los dos grifos de la parte superior de la urna cineraria de mármol con escenas de producción del vino, siglo III d. C. Pieza de procedencia desconocida, actualmente pertenece al Sector III del Museo Gregoriano Profano. Se ve en su frente a dos jóvenes pisando uvas sobre una batea con un prótomo leonino. En los costados se ven escenas de la vendimia, con racimos en cestos. Todo el diseño alude al culto a Dionisio.

Gran vaso de mármol pentélico con escenas de caza, dedicado a la diosa Diana, inicios del sigo II d. C. La pieza fue vendida al Vaticano por Lorenzo Marzelli, en 1773 ó 1774, y fue restaurado de inmediato por Gaspare Sibilla. Hoy pertenece a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino. La mitad superior muestra a Diana realizando cacerías en los bosques, mientras que el nivel inferior muestra escenas de espectáculos de peleas entre bestias capturadas, muy común en Roma.

Gran vaso de mármol pentélico con escenas de caza, dedicado a la diosa Diana, inicios del sigo II d. C. La pieza fue vendida al Vaticano por Lorenzo Marzelli, en 1773 ó 1774, y fue restaurado de inmediato por Gaspare Sibilla. Hoy pertenece a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino. La mitad superior muestra a Diana realizando cacerías en los bosques, mientras que el nivel inferior muestra escenas de espectáculos de peleas entre bestias capturadas, muy común en Roma.

Ara sepulcral con escena del taller de un escultor, año 110 a 120 d. C., vendido por Ángelo Pupilli a los Museos Vaticanos en 1801, y actualmente en la Galería de los Candelabros del Museo Pío Clementino. En la imagen se ve al escultor tallando un retratando en piedra a su esposa, que lo acompaña a pesar de estar ya difunta. En las caras laterales de la pieza están los míticos amantes Psique y Eros. El trabajo escultórico de esta ara no pudo ser terminado por un daño en la piedra que se observa en la parte posterior, en donde quedó inconcluso un rostro femenino.

Vista posterior del ara sepulcral con escena del taller de un escultor, año 110 a 120 d. C., vendido por Ángelo Pupilli a los Museos Vaticanos en 1801, y actualmente en la Galería de los Candelabros del Museo Pío Clementino. En la imagen se ve al escultor tallando un retratando en piedra a su esposa, que lo acompaña a pesar de estar ya difunta. En las caras laterales de la pieza están los míticos amantes Psique y Eros. El trabajo escultórico de esta ara no pudo ser terminado por un daño en la piedra que se observa en esta parte posterior, en donde quedó inconcluso un rostro femenino.

Vista lateral de un ara sepulcral con escena del taller de un escultor, año 110 a 120 d. C., vendido por Ángelo Pupilli a los Museos Vaticanos en 1801, y actualmente en la Galería de los Candelabros del Museo Pío Clementino. En la imagen se ve al escultor tallando un retratando en piedra a su esposa, que lo acompaña a pesar de estar ya difunta. En las caras laterales de la pieza están los míticos amantes Psique y Eros. El trabajo escultórico de esta ara no pudo ser terminado por un daño en la piedra que se observa en la parte posterior, en donde quedó inconcluso un rostro femenino.

Altar funerario de mármol de la difunta Attia Agele, de mediados del siglo I d. C. Comprado a Antonio Gastaldi en 1805 y dispuesto en la Pared XVIII de Museo Chiramonti. La homenajeada aparece encomendada a las almas protectoras de sus parientes difuntos y extendida sobre un kline con una guirnalda y una paloma en sus manos, mientras celebra su banquete como símbolo de su felicidad extraterrenal.

Detalle central del altar funerario de mármol de la difunta Attia Agele, de mediados del siglo I d. C. Comprado a Antonio Gastaldi en 1805 y dispuesto en la Pared XVIII de Museo Chiramonti. La homenajeada aparece encomendada a las almas protectoras de sus parientes difuntos y extendida sobre un kline con una guirnalda y una paloma en sus manos, mientras celebra su banquete como símbolo de su felicidad extraterrenal.

Grupo de bustos escultóricos romanos en la Sala Andes de la exposición "El Mito de Roma", pertenecientes a las colecciones del Museo Pío Clementino, del Pabellón de las Corazas y del Museo Gregoriano Profano.

Busto con retrato escultórico de mármol reproduciendo una de las mejores representaciones de Julio César (100 a 44 a. C.) de la iconografía "Pisa-Chiaramonti", hecha en primeros decenios del siglo I d. C. De procedencia desconocida, fue vendido a los Museos Vaticanos por Vincenzo Pacetti en 1804. Fue restaurado, agregándosele el pedestal y la nariz. Pertenece actualmente en la Sala de Bustos del Museo Pío Clementino.

Cabeza del retrato escultorico colosal de mármol de Augusto (63 a. C. a 14 d. C.), confeccionada en el siglo I d. C. con el tipo iconográfico "Prima Porta" (localidad de la Vía Flaminia) y procedente de Veio, descubierto en las excavaciones de Andrea Giorgi en 1811. Está restaurada y formaba parte de una gran estatua. Pertenece actualmente en la Sala X del Museo Gregoriano Profano.

Retrato escultórico en mármol de la emperatriz Livia (58 a. C. a 28 d. C.),esposa de Augusto, hecho en el siglo I d. C. De procedencia desconocida, pertenece al Sector VII del Museo Gregoriano Profano.

Gran busto de mármol con retrato del emperador Adriano (76 a 138 d. C.), del año 132 a 138 d. C., encontrado en Villa Adriana durante las excavaciones Gavin Hamilton en 1769. Está muy restaurado, la parte de derecha es la original y pertenece hoy a la Sala de los Bustos del Museo Pío Clementino. Es una imagen divinizada del emperador.

Retrato en mármol del Emperador Nerón (37-68 d. C.) siendo joven, hecho hacia el 54 ó 55 d. C. y hallado en Palo Lacial en Via Aurelia, durante las excavaciones de Gavin Hamilton en 1775. Estaría hecho sobre la base de un retrato anterior de un príncipe Julio-Claudio, y hoy pertenece a la Sala de Bustos del Museo Pío Clementino.

Retrato escultórico del Emperador Lucio Septimio Bassiano, más conocido como Caracalla (188-217 d. C.), hecho hacia el 211-217 d. C. y de procedencia desconocida. Fue vendido por Ferdinando Lisandroni y Antonio D'Este a los museos en 1803, siendo restaurado en se mismo siglo. Corresponde a una réplica del principal tipo iconográfico del emperador y hoy pertenece al Pabellón de las Corazas.

Busto armado con loriga, retrato escultórico en pórfido rojo del Príncipe Constantino (Constantino II, emperador entre 337 y 340 d. C.), hecho hacia los primeros decenios del siglo IV d. C. De procedencia desconocida, fue vendido a los museos por la Princesa Cornelia Constanza Barberini en 1772. El pedestal es una adición. Pertenece a la Sala de Bustos del Museo Pío Clementino. El pórfido era una piedra muy dura y difícil de esculpir, de origen egipcio, y las canteras de esta roca en los desiertos pertenecían al emperador.

Vitrina con miniatura con un enano jorobado de bronce (siglo II d. C.), al fondo, y tres bellas lámparas lucernas de terracota del siglo I d. C., todas piezas pertenecientes a las colecciones del Museo Gregoriano Profano. La lucerna del lado inferior izquierdo es de mediados del siglo I a mediados del siglo II y pertenecía a la colección Astarita, tiene imágenes de gallos y pertenece al Pabellón Belvedere del Museo Gregoriano Etrusco. Las otras dos llevan representaciones de gladiadores y también pertenecen al Pabellón Belvedere.

Lucernas en espiral, lámparas domésticas de terracota con imágenes de gladiadores en su plato. La de la izquierda, de la primera mitad del siglo I d. C., procede de Vitterbo y pertenecía a la Colección Poggio Claudio, llamada después Colección Falcioni. El de la derecha data del año 10 a 60 d. C. y muestra a dos gladiadores, uno de ellos del tipo "trace" (guerrilleros de la antigua Tracia, con casco de grifo). Ambas pertenecen hoy al Pabellón Belvedere del Museo Gregoriano Etrusco.

Vista lateral del enano jorobado de bronce, siglo II d. C., miniatura encontrada en las excavaciones de 1857-1864 en Ostia. Parcialmente restaurado, pertenece a la Sección de Ostia del Museo Gregoriano Profano. Muestra a un pequeño sujeto con el cuerpo y la cara deformes, de aspecto grotesco. En la Antigua Roma los enanos y los jorobados solían hacer representaciones bufonescas y comedias.

Enano jorobado de bronce, siglo II d. C., miniatura encontrada en las excavaciones de 1857-1864 en Ostia. Parcialmente restaurado, pertenece a la Sección de Ostia del Museo Gregoriano Profano. Muestra a un pequeño sujeto con el cuerpo y la cara deformes, de aspecto grotesco. En la Antigua Roma los enanos y los jorobados solían hacer representaciones bufonescas y comedias.

Una de dos estatuillas de mármol representando actores romanos en escena, con máscaras de anciano siervo (que ha robado un anillo a su patrón, según se cree, por traer este objeto en la mano), mediados del siglo II d. C. Pertenecientes a la Colección Mattei, fueron vendidas por el Duque Giuseppe Mattei al Vaticano en 1770. Pertenecen a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino.

Una de dos estatuillas de mármol representando actores romanos en escena, con máscaras de anciano siervo (que ha robado un anillo a su patrón, según se cree, por traer este objeto en la mano), mediados del siglo II d. C. Pertenecientes a la Colección Mattei, fueron vendidas por el Duque Giuseppe Mattei al Vaticano en 1770. Pertenecen a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino.

Detalle del rostro de una de dos estatuillas de mármol representando actores romanos en escena, con máscaras de anciano siervo (que ha robado un anillo a su patrón, según se cree, por traer este objeto en la mano), mediados del siglo II d. C. Pertenecientes a la Colección Mattei, fueron vendidas por el Duque Giuseppe Mattei al Vaticano en 1770. Pertenecen a la Galería de los Candelabros del Museo Pio Clementino.

Artículos e instrumentos varios: arriba, balsamarios de vidrio (siglos I-II d. C.) del Sector Ostia del Museo Gregoriano Profano; y un dentiscalpium, instrumento para el aseo dental (siglos III-IV d. C.) de cobre, de procedencia desconocida, de la Galería Clementina del Museo Profano. Abajo: espejo de bronce (siglo III a. C.) de Etruria, del Museo Gregoriano Etrusco; una navaja de afeitar de bronce (de mediados a la segunda mitad del siglo VIII a. C.), del Pabellón Belvedere del Museo Gregoriano Etrusco; y, bajo la lupa, un anillo de plata con dos cabezas de serpientes contrapuestas (Siglo I d. C.) que perteneció a la Colección Falcioni y fue adquirido por los museos en 1898, perteneciendo ahora también al Pabellón Belvedere.

Arriba, dos balsamarios de vidrio soplado incoloro y vidrio soplado azul, ambas del siglo I-II d. C., actualmente pertenecientes al Sector Ostia del Museo Gregoriano Profano. Fueron encontradas en las excavaciones de 1857-1864. Se utilizaban para guardar aceites y urgüentos para usos femeninos. Abarro, espejo de bronce de Etruria, de mediados del siglo III a. C., perteneciente hoy al Pabellón Belvedere del Museo Gregoriano Etrusco. Tiene grabada la figura femenina de la diosa Lasa, del panteón etrusco.

Retrato femenino en mármol, de fines del siglo I d. C. a inicios del siglo II d. C., vendido a los museos por Vincenzo Pacetti en 1804, quien parece haber intervenido y reelaborado la superficie del rostro. Actualmente, tiene un lugar en la Pared XI del Museo Chiramonti. Puede que la mujer retratada, de la era flavia-trajana, use un alto peinado con tocado o bien una peluca, artículo frecuente en la Roma del siglo III.

Muela o piedra de molino pequeña de traquita, del siglo I d. C. De procedencia desconocida, se cree que la sección cónica podría ser una adición moderna (siglo XIX). La sección original, con cabeza de gran felino, es el recipiente en donde se hacía la molienda con la pieza superior a la que se adicionaba una palanca para rotarla manualmente. Probablemente molía especias.

Dos estatuillas de bronce de Lares, del siglo II d. C., halladas en las excavaciones de Ostia entre 1857 y 1863. Actualmente pertenecen a la Sección Ostia del Museo Gregoriano Profano. Estas estatuillas solían destinarse a los templos o habitaciones romanas, como ofrendas votivas.

Porta lucerna (lamparilla) de mármol pantélico, primera mitad del siglo I d. C. Muestra una concavidad central que no fue terminada y se usaba como candelero colgante en las salas sosteniendo las lamparillas, probablemente para habitaciones suntuosas y altas. La parte con el rostro esculpido, una medusa o gorgona, era la que quedaba colgando sobre las cabezas de quienes usaban esos salones o espacios.

Copias en témpera sobre papel hechas en 1833 por el artista Carlo Ruspi, de los frescos de la tumba de Triclinio en la necrópolis Monterozzi de Tarquinia, del 470 a. C. Pertenecen al Museo Gregoriano Etrusco. Representan un gran banquete aristocrático con músicos de flauta doble, acróbatas, bailarines, y un bosque con fauna noble. Alude a ritos de Dionisio, con las ramas de hiedra simbolizando el inframundo y olas representando la muerte y el renacer del hombre. El diseño original tiene influencia de los modelos griegos, suponiéndose que pudo ser obra de algún maestro de este origen o influencia, como Byrgos, Douris, Kleophrades o Makron.

Copias en témpera sobre papel hechas en 1833 por el artista Carlo Ruspi, de los frescos de la tumba de Triclinio en la necrópolis Monterozzi de Tarquinia, del 470 a. C. Pertenecen al Museo Gregoriano Etrusco. Representan un gran banquete aristocrático con músicos de flauta doble, acróbatas, bailarines, y un bosque con fauna noble. Alude a ritos de Dionisio, con las ramas de hiedra simbolizando el inframundo y olas representando la muerte y el renacer del hombre. El diseño original tiene influencia de los modelos griegos, suponiéndose que pudo ser obra de algún maestro de este origen o influencia, como Byrgos, Douris, Kleophrades o Makron.

Copias en témpera sobre papel hechas en 1833 por el artista Carlo Ruspi, de los frescos de la tumba de Triclinio en la necrópolis Monterozzi de Tarquinia, del 470 a. C. Pertenecen al Museo Gregoriano Etrusco. Representan un gran banquete aristocrático con músicos de flauta doble, acróbatas, bailarines, y un bosque con fauna noble. Alude a ritos de Dionisio, con las ramas de hiedra simbolizando el inframundo y olas representando la muerte y el renacer del hombre. El diseño original tiene influencia de los modelos griegos, suponiéndose que pudo ser obra de algún maestro de este origen o influencia, como Byrgos, Douris, Kleophrades o Makron.

Copias en témpera sobre papel hechas en 1833 por el artista Carlo Ruspi, de los frescos de la tumba de Triclinio en la necrópolis Monterozzi de Tarquinia, del 470 a. C. Pertenecen al Museo Gregoriano Etrusco. Representan un gran banquete aristocrático con músicos de flauta doble, acróbatas, bailarines, y un bosque con fauna noble. Alude a ritos de Dionisio, con las ramas de hiedra simbolizando el inframundo y olas representando la muerte y el renacer del hombre. El diseño original tiene influencia de los modelos griegos, suponiéndose que pudo ser obra de algún maestro de este origen o influencia, como Byrgos, Douris, Kleophrades o Makron.

Sección interactiva, Sala Fundación Mustakis, con actividades recreativas, didácticas y recreativas para los niños que asisten a la muestra, dirigidas por guías, además de libros, materiales para artes manuales y exposiciones multimediales. Atrás se puede ver un panel con información sobre el trabajo de arquería de la arquitectura e ingeniería romanas.

Tabla cronológica de la historia del Imperio Romano (Parte I), en los paneles informativos de la exposición, Sala Pacífico del Centro Cultural La Moneda.

Tabla cronológica de la historia del Imperio Romano (Parte II), en los paneles informativos de la exposición, Sala Pacífico del Centro Cultural La Moneda.

Tabla cronológica de la historia del Imperio Romano (Parte III), en los paneles informativos de la exposición, Sala Pacífico del Centro Cultural La Moneda.

A la izquierda, botellín con los rostros de Pedro y Pablo en plata grabada y repujada, hecho hacia el primer cuarto del siglo I d. C. Encontrada antes de 1757 en el Tesoro de Celio, Roma, y cedida ese mismo año a los Museos Vaticanos. A la derecha, fondo de copa de vidrio dorado con personificación de Roma y Constantinopla, del siglo IV d. C. Perteneciente a una catacumba no identificada de Roma, hecha en vidrio, hoja de oro y esmalte, fina industria vidriera muy cotizada en la época. Ambas pertenecen hoy al Museo Cristiano.

Esculturas anatómicas. Uno es la pierna derecha de terracota de la época helenística, hacia el siglo III a I a. C., hallado en el área urbana de Cerveteri, perteneciente al Pabellon Soffittoni del Museo Gregoriano Etrusco. Otra es un torso esquelético de mármol con las costillas y vértebras, adquirido por los museos hacia 1778 por Enrico Thresham, según se cree, perteneciente a la Sala de los Bustos del Museo Pío Clementino. La última es una representación de las vísceras de terracota (útero, en otras interpretaciones), siglos III a I a. C., hallados en el Santuario de Manganello, en Cerveteri, hoy perteneciente a Pabellón Soffittoni del Museo Gregoriano Etrusco. La pierna y las vísceras son Ex votos (ofrendas) para deidades identificadas con la protección de la salud (sanatio), pudiendo corresponder a peticiones o bien a agradecimientos (suscepto) por los favores recibidos. El torso de costillas puede ser un ejercicio escultórico o parte de un grupo marmóreo mitológico.

Esculturas anatómicas. Uno es la pierna derecha de terracota de la época helenística, hacia el siglo III a I a. C., hallado en el área urbana de Cerveteri, perteneciente al Pabellon Soffittoni del Museo Gregoriano Etrusco. Otra es un torso esquelético de mármol con las costillas y vértebras, adquirido por los museos hacia 1778 por Enrico Thresham, según se cree, perteneciente a la Sala de los Bustos del Museo Pío Clementino. La última es una representación de las vísceras de terracota (útero, en otras interpretaciones), siglos III a I a. C., hallados en el Santuario de Manganello, en Cerveteri, hoy perteneciente a Pabellón Soffittoni del Museo Gregoriano Etrusco. La pierna y las vísceras son Ex votos (ofrendas) para deidades identificadas con la protección de la salud (sanatio), pudiendo corresponder a peticiones o bien a agradecimientos (suscepto) por los favores recibidos. El torso de costillas puede ser un ejercicio escultórico o parte de un grupo marmóreo mitológico.

Grupo escultórico de mármol del dios solar de origen persa Mitra tauróctono (sacrificando al toro), inicios del siglo III d. C., hallado en excavaciones de 1853 en la Escalera Santa, hoy en la Sala de Cultos Orientales (Sector XVI) del Museo Gregorio Profano. Representa la ofrenda de la vida del toro para dar nueva vida mientras un perro y una serpiente lamen su herida, en tanto que un escorpión ataca sus testículos. El culto a Mitra llegó a Roma a través de los piratas de Cilicia, en Anatolia, y de soldados extranjeros, primero entre clases populares y después entre patricios.

Vista lateral, del grupo escultórico de mármol del dios solar de origen persa Mitra tauróctono (sacrificando al toro), inicios del siglo III d. C., hallado en excavaciones de 1853 en la Escalera Santa, hoy en la Sala de Cultos Orientales (Sector XVI) del Museo Gregorio Profano. Representa la ofrenda de la vida del toro para dar nueva vida mientras un perro y una serpiente lamen su herida, en tanto que un escorpión ataca sus testículos. El culto a Mitra llegó a Roma a través de los piratas de Cilicia, en Anatolia, y de soldados extranjeros, primero entre clases populares y después entre patricios.

Vista lateral del grupo escultórico de mármol del dios solar de origen persa Mitra tauróctono (sacrificando al toro), inicios del siglo III d. C., hallado en excavaciones de 1853 en la Escalera Santa, hoy en la Sala de Cultos Orientales (Sector XVI) del Museo Gregorio Profano. Representa la ofrenda de la vida del toro para dar nueva vida mientras un perro y una serpiente lamen su herida, en tanto que un escorpión ataca sus testículos. El culto a Mitra llegó a Roma a través de los piratas de Cilicia, en Anatolia, y de soldados extranjeros, primero entre clases populares y después entre patricios.

Detalle del rostro con gorro frigio del grupo escultórico de mármol del dios solar de origen persa Mitra tauróctono (sacrificando al toro), inicios del siglo III d. C., hallado en excavaciones de 1853 en la Escalera Santa, hoy en la Sala de Cultos Orientales (Sector XVI) del Museo Gregorio Profano. Representa la ofrenda de la vida del toro para dar nueva vida mientras un perro y una serpiente lamen su herida, en tanto que un escorpión ataca sus testículos. El culto a Mitra llegó a Roma a través de los piratas de Cilicia, en Anatolia, y de soldados extranjeros, primero entre clases populares y después entre patricios.

Vista posterior del grupo escultórico de mármol del dios solar de origen persa Mitra tauróctono (sacrificando al toro), inicios del siglo III d. C., hallado en excavaciones de 1853 en la Escalera Santa, hoy en la Sala de Cultos Orientales (Sector XVI) del Museo Gregorio Profano. Representa la ofrenda de la vida del toro para dar nueva vida mientras un perro y una serpiente lamen su herida, en tanto que un escorpión ataca sus testículos. El culto a Mitra llegó a Roma a través de los piratas de Cilicia, en Anatolia, y de soldados extranjeros, primero entre clases populares y después entre patricios.

Sarcófago de mármol con el mito de Adonis, más tapa de otro origen con el mito de Edipo, año 200 d. C. Ambos hallados en el sepulcro de los Pancracios de la Vía Latina, en las excavaciones de 1857. Hoy pertenece al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. En la cara frontal están las escenas del mito de Adonis, acompañado por Afrodita. En la tapa está Edipo y con su padre Layo y la trágica profecía del Oráculo de Delfos.

Vista lateral del sarcófago de mármol con el mito de Adonis, más tapa de otro origen con el mito de Edipo, año 200 d. C. Ambos hallados en el sepulcro de los Pancracios de la Vía Latina, en las excavaciones de 1857. Hoy pertenece al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. En la cara frontal están las escenas del mito de Adonis, acompañado por Afrodita. En la tapa está Edipo y con su padre Layo y la trágica profecía del Oráculo de Delfos.

Vista lateral del sarcófago de mármol con el mito de Adonis, más tapa de otro origen con el mito de Edipo, año 200 d. C. Ambos hallados en el sepulcro de los Pancracios de la Vía Latina, en las excavaciones de 1857. Hoy pertenece al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. En la cara frontal están las escenas del mito de Adonis, acompañado por Afrodita. En la tapa está Edipo y con su padre Layo y la trágica profecía del Oráculo de Delfos.

Detalle de los relieves del frente del sarcófago de mármol con el mito de Adonis, más tapa de otro origen con el mito de Edipo, año 200 d. C. Ambos hallados en el sepulcro de los Pancracios de la Vía Latina, en las excavaciones de 1857. Hoy pertenece al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. En la cara frontal están las escenas del mito de Adonis, acompañado por Afrodita. En la tapa está Edipo y con su padre Layo y la trágica profecía del Oráculo de Delfos. La escena muestra cuando Adonis es herido de muerte al tratar de cazar un jabalí.

Detalle de los relieves del frente del sarcófago de mármol con el mito de Adonis, más tapa de otro origen con el mito de Edipo, año 200 d. C. Ambos hallados en el sepulcro de los Pancracios de la Vía Latina, en las excavaciones de 1857. Hoy pertenece al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. En la cara frontal están las escenas del mito de Adonis, acompañado por Afrodita. En la tapa está Edipo y con su padre Layo y la trágica profecía del Oráculo de Delfos. La escena muestra a Edipo saliendo de cacería con la preocupación de su amada Afrodita tratando de detenerlo.

Costado del sarcófago de mármol con el mito de Adonis, más tapa de otro origen con el mito de Edipo, año 200 d. C. Ambos hallados en el sepulcro de los Pancracios de la Vía Latina, en las excavaciones de 1857. Hoy pertenece al Sector XIII del Museo Gregoriano Profano. En la cara frontal están las escenas del mito de Adonis, acompañado por Afrodita. En la tapa está Edipo y con su padre Layo y la trágica profecía del Oráculo de Delfos.

Calco en yeso de la gran estatua del dios Apolo (dios solar de la sabiduría y el equilibrio), conocida como la Estatua del Belvedere, realizado por el Laboratorio de Restauración de los Museos Vaticanos en 1982, sobre la estatua original de mármol del siglo II d. C. que está en el Patio Octógono del Museo Pio Clementino, hallado en la Colina Viminale de Roma en 1489.

Calco en yeso de la gran estatua del dios Apolo (dios solar de la sabiduría y el equilibrio), conocida como la Estatua del Belvedere, realizado por el Laboratorio de Restauración de los Museos Vaticanos en 1982, sobre la estatua original de mármol del siglo II d. C. que está en el Patio Octógono del Museo Pio Clementino, hallado en la Colina Viminale de Roma en 1489.

Aproximación a la figura del calco en yeso de la gran estatua del dios Apolo (dios solar de la sabiduría y el equilibrio), conocida como la Estatua del Belvedere, realizado por el Laboratorio de Restauración de los Museos Vaticanos en 1982, sobre la estatua original de mármol del siglo II d. C. que está en el Patio Octógono del Museo Pio Clementino, hallado en la Colina Viminale de Roma en 1489.

Vista posterior del calco en yeso de la gran estatua del dios Apolo (dios solar de la sabiduría y el equilibrio), conocida como la Estatua del Belvedere, realizado por el Laboratorio de Restauración de los Museos Vaticanos en 1982, sobre la estatua original de mármol del siglo II d. C. que está en el Patio Octógono del Museo Pio Clementino, hallado en la Colina Viminale de Roma en 1489.

Parte frontal de un sarcófago, con escena en mármol proconnesio de un sacrificio animal, de fines del siglo I d. C. a primera mitad del siglo III d. C. Pieza restaurada e intervenida en tiempos modernos, de la Colección Rondinini, perteneciente en la actualidad al Pabellón ex Pontteggi. Se observa en la imagen la presencia de la esposa del representado y un pequeño Erote convertido por manos posteriores en un pequeño Pan.

Estatuilla de mármol, representando a Musa (divinidades de origen griego de la música y la poesía) en posición sentada, con intervenciones y restauraciones modernas (cabeza, mano izquierda, pie derecho, pliegues de la ropa). Base posterior de mármol flor de durazno.

Estatuillas varias de divinidades en bronce, de Ostia: A la izquierda al frente: Dionisio-Baco (dios del vino, la vendimia y la ebriedad), segunda mitad del siglo I d. C. a primera mitad del siglo II d. C. Centro-izquierda: Saturno-Cronos (dios del mundo agrario) sentado, fines del siglo I d. C. a primera mitad del siglo II d. C. Al centro atrás: Hércules-Heracles (héroe semidivino de Gregia y Roma), siglo II d. C., hallada en excavaciones de Ostia en el siglo XIX y con base de roca adicionada posteriormente. Centro-derecha: Eros (dios alado, equivalente a Cupido), siglos II-III d. C. Extremo derecho al frente, Atenea-Minerva (diosa protectora de los guerreros y los héroes), siglo II d. C. Todas pertenecen al Sector de Ostia del Museo Gregoriano Profano.

Estatuillas varias de divinidades en bronce, de Ostia: Arriba a la izquierda: Dionisio-Baco (dios del vino, la vendimia y la ebriedad), segunda mitad del siglo I d. C. a primera mitad del siglo II d. C. Al centro arriba: dios Saturno-Cronos (dios del mundo agrario) sentado, fines del siglo I d. C. a primera mitad del siglo II d. C. Atrás a la derecha: Hércules-Heracles (héroe semidivino de Gregia y Roma), siglo II d. C., hallada en excavaciones de Ostia en el siglo XIX y con base de roca adicionada posteriormente. Centro abajo: Eros (dios alado, equivalente a Cupido), siglos II-III d. C. Izquierda abajo: Atenea-Minerva (diosa protectora de los guerreros y los héroes), siglo II d. C. Todas pertenecen al Sector de Ostia del Museo Gregoriano Profano.

Estatuillas varias de divinidades en bronce, de Ostia: Arriba a la izquierda: Dionisio-Baco (dios del vino, la vendimia y la ebriedad), segunda mitad del siglo I d. C. a primera mitad del siglo II d. C. Al centro arriba: dios Saturno-Cronos (dios del mundo agrario) sentado, fines del siglo I d. C. a primera mitad del siglo II d. C. Atrás a la derecha: Hércules-Heracles (héroe semidivino de Gregia y Roma), siglo II d. C., hallada en excavaciones de Ostia en el siglo XIX y con base de roca adicionada posteriormente. Centro abajo: Eros (dios alado, equivalente a Cupido), siglos II-III d. C. Izquierda abajo: Atenea-Minerva (diosa protectora de los guerreros y los héroes), siglo II d. C. Todas pertenecen al Sector de Ostia del Museo Gregoriano Profano.

Panel informativo sobre los dioses romanos, en la Sala Pacífico del Centro Cultural La Moneda, exposición "El Mito de Roma. Colección Museos Vaticanos".

Estatua de mármol de Afrodita-Venus en cuclillas, primera mitad del siglo II d. C., hoy perteneciente al Pabellón de las Corazas. Está intervenida y restaurada en tiempos modernos: se han adicionado la cabeza, la base de concha, el brazo derecho, los pies (hasta los tobillos) y la mano izquierda. Representa una escena escultórica popular de la Edad Helenística, con la diosa en actitud de lavarse.

Acercamiento a la estatua de mármol de Afrodita-Venus en cuclillas, primera mitad del siglo II d. C., hoy perteneciente al Pabellón de las Corazas. Está intervenida y restaurada en tiempos modernos: se han adicionado la cabeza, la base de concha, el brazo derecho, los pies (hasta los tobillos) y la mano izquierda. Representa una escena escultórica popular de la Edad Helenística, con la diosa en actitud de lavarse.

Vista posterior de la estatua de mármol de Afrodita-Venus en cuclillas, primera mitad del siglo II d. C., hoy perteneciente al Pabellón de las Corazas. Está intervenida y restaurada en tiempos modernos: se han adicionado la cabeza, la base de concha, el brazo derecho, los pies (hasta los tobillos) y la mano izquierda. Representa una escena escultórica popular de la Edad Helenística, con la diosa en actitud de lavarse.

Estatuilla en mármol de Minerva-Atenea, diosa de los guerreros y los héroes, primera mitad del siglo II d. C. Hallada en Veio, en excavaciones del siglo XIX y restaurada, actualmente perteneciente al Pabellón de las Corazas del Vaticano.

Conjunto "pasticcio" de Heracles-Hércules de mármol griego insular, con el León de Nemeo, siglo II d. C., vendida a los Museos Vaticanos en 1787 por el escultor Francesco Antonio Franzoni. Las adiciones a las partes originales del semidiós son obra de Franzoni en mármol itálico y mármol alabastrino, incluyendo al león. Actualmente pertenece a la Sala de los Animales del Museo Pio Clementino.

Dios Zeus-Júpiter (dios supremo del mundo clásico) de mármol, sentado en su trono del Olimpo, fines del siglo II a principios del siglo III d. C. De procedencia desconocida, pertenece actualmente al Pabellón de las Corazas.

Estatuilla de mármol con Alegoría de la Fortuna, primera mitad del siglo II d. C. Tiene adiciones y restauraciones de la edad moderna y actualmente pertenece al Pabellón de las Corazas de los Museos Vaticanos.

Sileno (criaturas el séquito de Baco) yaciente sobre una odre, al parecer ebrio. Escultura de mármol del siglo I d. C., actualmente perteneciente al Pabellón de las Corazas. Este tipo de estatuillas decoraban jardines y fuentes antiguas.

Estatuilla de Era-Juno sentada, de la Era Trajana. Obra de mármol de procedencia desconocida, con varias adiciones y reconstrucciones de tiempos modernos, incluyendo rasgos no pertinentes al original. Perteneciente hoy al Pabellón de las Corazas.

Estatua de Artemisa-Diana (diosa de la cacería) en mármol, siglo II d. C. De procedencia desconocida, el cuello, la base con tronco, la piernas y los brazos son adiciones de restauración posterior. Actualmente pertenece al Pabellón de las Corazas del Vaticano.

Escultura de mármol de Pan con una Ninfa, mediados del siglo II d. C. De procedencia desconocida, fue vendida a los museos por Thomas Jenkins en 1772. Tiene adiciones y reparaciones en la Ninfa como la punta de la nariz, dedo índice de la mano derecha, pie izquierdo, y en el caso de Pan los cuernos, los brazos, parte de las patas y un panel de unión entre ambos personajes. Hoy pertenece al Pabellón de las Corazas.

Vista posterior de la doble escultura de mármol de Pan con una Ninfa, mediados del siglo II d. C. De procedencia desconocida, fue vendida a los museos por Thomas Jenkins en 1772. Tiene adiciones y reparaciones en la Ninfa como la punta de la nariz, dedo índice de la mano derecha, pie izquierdo, y en el caso de Pan los cuernos, los brazos, parte de las patas y un panel de unión entre ambos personajes. Hoy pertenece al Pabellón de las Corazas.

Altar cinerario de mármol del sacerdote Lucius Valerius Fyrmus, venerador de Isis y de Magna Mater (Cibeles) y que aparece representado al centro. Fechado en la primera mitad del siglo II d. C. Fue hallado en las excavaciones de los hermanos Pietro y Félix Cartoni en 1824, en el sector de San Herculano, cerca de Ostia. Fue vendida a los museos en 1829 y, actualmente, pertenece al Sector Mosaico Mayor del Museo Gregoriano Profano.

Vista lateral del altar cinerario de mármol del sacerdote Lucius Valerius Fyrmus, venerador de Isis y de Magna Mater (Cibeles) y que aparece representado al centro. Fechado en la primera mitad del siglo II d. C. Fue hallado en las excavaciones de los hermanos Pietro y Félix Cartoni en 1824, en el sector de San Herculano, cerca de Ostia. Fue vendida a los museos en 1829 y, actualmente, pertenece al Sector Mosaico Mayor del Museo Gregoriano Profano.

Altar cinerario de mármol del sacerdote Lucius Valerius Fyrmus, venerador de Isis y de Magna Mater (Cibeles) y que aparece representado al centro. Fechado en la primera mitad del siglo II d. C. Fue hallado en las excavaciones de los hermanos Pietro y Félix Cartoni en 1824, en el sector de San Herculano, cerca de Ostia. Fue vendida a los museos en 1829 y, actualmente, pertenece al Sector Mosaico Mayor del Museo Gregoriano Profano.

Placa funeraria de mármol del oferente Caius Julius Bassus, ofrecida por su amigo e inquilino Marcus Agudus Primigenius, años 150 a 170 d. C., hallado en 1896 en la Vía Latina, en el sector de Torre Fiscale. Hoy pertenece al Sector XV del Museo Gregoriano Profano.

Cabeza de mármol rojo antiguo, representando a un joven con gorro frigio. Proveniente de la Florería Apostólica, llegó a los museos en 1980 quedando ubicado en el Pabellón de las Corazas. Probablemente corresponda a una imagen de Paris, príncipe troyano de la mitología griega, o bien de Mitra, dios de origen persa.

Pyramidión del Obelisco de la Plaza Nabona, años 80 a 96 d. C. Hallado en el Circo di Masencio de la Vïa Apia, integrado a la Colección Panfjli, luego al Museo Bordiano y, en 1805, al Museo de Propaganda Fide. Posteriormente, llegará a los Museos Vaticanos quedándose en el Pabellón ex Ponteggi. En la obra, el emperador Domiciano aparece como un faraón que recibe los dones de los dioses egipcios. El obelisco al que servía de remate fue erigido en el Iseo Campense, el más grande templo de Isis en Roma, y a inicios del siglo IV d. C. es llevado a la platabanda central del Circo de Majencio.

Pyramidión del Obelisco de la Plaza Nabona, años 80 a 96 d. C. Hallado en el Circo di Masencio de la Vïa Apia, integrado a la Colección Panfjli, luego al Museo Bordiano y, en 1805, al Museo de Propaganda Fide. Posteriormente, llegará a los Museos Vaticanos quedándose en el Pabellón ex Ponteggi. En la obra, el emperador Domiciano aparece como un faraón que recibe los dones de los dioses egipcios. El obelisco al que servía de remate fue erigido en el Iseo Campense, el más grande templo de Isis en Roma, y a inicios del siglo IV d. C. es llevado a la platabanda central del Circo de Majencio.

Pilastra de mármol con motivos egipcios en su talla, de fines del siglo I a. C., descubierta en excavaciones del año 1964 en el Área Lateranense. Hoy está en el Antiquarium del Área Aqueológica de San Juan de Letrán (Laterano). Se cree que podría haber pertenecido al Santuario Egipcio del sector lateranense llamado Iseum Metellinum. Aparecen esculpidos Osiris o Serapis, un altar vegetal, la corona de Isis, las dos serpientes uraei, el disco solar y la doble corona del Alto y Bajo Egipto.

Cocodrilo de mármol pario, de la Edad Andriana entre 117 y 138 d. C. Pieza encontrada en Canopo de Villa Adriana en Trivoli, destinada la Pabellón ex Ponteggi. La cabeza es una adición de restauraciones posteriores. El cocodrilo es una alusión artística relacionada con el mundo egipcio y el río Nilo.

Cocodrilo de mármol pario, de la Edad Andriana entre 117 y 138 d. C. Pieza encontrada en Canopo de Villa Adriana en Trivoli, destinada la Pabellón ex Ponteggi. La cabeza es una adición de restauraciones posteriores. El cocodrilo es una alusión artística relacionada con el mundo egipcio y el río Nilo.

Fresco con el rapto de Proserpina por parte de Plutón, fines del siglo II d. C. Procedente de Ostia, necrópolis de la Vía Laurentina. Despegado y montado sobre un panel propio, pertenece hoy al Sector Ostia del Museo Gregoriano Profano. La escena era muy comúnmente ocupada en contextos funerarios.

Fresco con el mito de Orfeo y Eurídice, de mediados del siglo II d. C. Hallado en la necrópolis de la Via Laurentina, Ostia, durante excavaciones del año 1865. Fue despeado y montado sobre este actual soporte moderno, y se lo destino al Sector de Ostia del Museo Gregoriano Profano. Retrata el trágico momento de Orfeo bajando al inframundo para recuperar a Eurídice en el Hades (con la obligación de no mirarla, cosa que incumple impulsado por su amor y ansiedad), con la presencia de Cerberus, Plutón y Proserpina.

Altar-urna cineraria doble de mármol, de un expatrón del dedicante Libertaris, llamado Aulus Sergius Epigonus, y de la exesclava de Cissus llamada Claudia Amanda, sepultada por otra mujer llamada Furia. Obra del siglo I-II d. C. Diseño basado en patrones arquitectónicos reales. De procedencia desconocida, actualmente pertenece al Sector de los Equites Singulares del Lapidario Profano ex Lateranense.

Frente de un sarcófago de mármol greco insular, con escena del cortejo de Dionisio. Años 230 a 240 d. C. De procedencia desconocida, hoy pertenece al Museo Gregoriano Profano. Se representa a un Dionisio ebrio rodeado de sátiros y ménades, acompañados por músicos y danzarines.

Estatua femenina de mármol, posiblemente alusiva a Afrodita-Venus, de posprimeros decenios del siglo II d. C. Encontrada en la Tumba de los Manili (formaba parte del columbario del mausoleo) cerca de San Sebastián, en la Vía Apia de Roma, durante las excavaciones de 1816 de Viña Moroni. Ha sido reconstruida en varias partes, pues estaba muy fragmentada al ser descubierta. Hoy pertenece al Pabellón de las Corazas.

Tapa de urna funeraria de mármol pentélico, con imagen de Claudia Semne acostada. Primeros decenios del siglo II d. C. Hallada en la Vía Apia durante las excavaciones de Fagan de 1792 a 1793. La tumba habría sido hecha por el marido de la fallecida. Hoy pertenece al Pabellón de las Corazas.

Copia en témpera sobre papel hecha en 1847 por Carlo Ruspi, de un fresco del ascosolo de Vidia. El original es de fines del siglo IV a. C. y está en la tumba de Vibia de la Vía Apia y esta copia pertenece al Museo Pio Cristiano. Vibia está sepultada con su marido y se observa en la imagen cruzando hacia el Más Allá.

Copia hecha por Pietro Galli en témpera sobre papel, hacia 1865, de un fresco del cubículo de Orfeo, en la catacumba de Domitila, de la segunda mitad del siglo IV d. C., que se encuentra en la Vía Ardeatina de Roma. La copia pertenece al Museo Pío Cristiano. Representa la escena de Orfeo amansando a las fieras con la música de su lira. Como es una tumba cristiana, Orfeo está resignificado como Cristo en esta escena.

Copia en témpera sobre papel hecha por Silvestro Bossi hacia 1838, sobre la base del fresco paleocristiano original del Cubículo de los Sacramentos de las catacumbas del Cementerio de Calixto, en la Vía Apia, de la segunda mitad del siglo III d. C. Hoy está en el Museo Pío Cristiano. Representa un pasaje del Libro de Jonás, cuando es lanzado al mar por sus compañeros de viaje y devorado por un gran monstruo que lo devuelve después a la orilla, en donde descansará bajo la sombra de una pérgola.

Copias de los frescos paleocristianos de una tumba abovedada de la Cripta de las Ovejitas, en el cementerio de las Catacumbas de Calixto. Hechas en témpera sobre papel por Silvestro Bossi hacia 1853, basándose en los frescos originales de la segunda mitad del siglo IV d. C. Ambos están hoy en el Museo Pío Cristiano. El de arriba representa la escena del milagro de la multiplicación de los panes hecho por Cristo y el de abajo el episodio de Moisés (conocido como el milagro de la fuente cuando hizo brotar agua de las rocas).

Copia de un fresco paleocristiano de una tumba abovedada de la Cripta de las Ovejitas, en el cementerio de las Catacumbas de Calixto. Hecha en témpera sobre papel por Silvestro Bossi hacia 1853, basándose en los originales de la segunda mitad del siglo IV d. C. Hoy pertenece al Museo Pío Cristiano. Representa la escena del milagro de la multiplicación de los panes de Cristo.

Copia de uno de los frescos paleocristianos de una tumba abovedada de la Cripta de las Ovejitas, en el cementerio de las Catacumbas de Calixto. Hechos en témpera sobre papel por Silvestro Bossi hacia 1853, basándose en los frescos originales de la segunda mitad del siglo IV d. C. Hoy pertenece al Museo Pío Cristiano. Muestra la escena bíblica del episodio de Moisés conocido como el milagro de la fuente (cuando hizo brotar agua de las rocas).

Sector con relieves históricos paleocristianos de lápidas, tapas de urnas y placas catacumbales romanas, en a Sala Pacífico del Centro Cultural La Moneda, exposición "El Mito de Roma.Colección Museos Vaticanos".

Lápida catacumbal paleocristiana de Roma, obra de mármol perteneciente a la difunta Severa y con escena de la Adoración de los Reyes Magos, segunda mitad del siglo III d. C. Estaba en 1751 en las Catacumbas de Priscilla, llevada después a la Basílica de Santa María de Trastevere y desde 1854 a los Museos Vaticános, destinándosela al Lapidario Cristiano del Museo Pío Cristiano.

Tapa de un sarcófago de mármol con la escena del Libro de Jonás arrojado a las aguas donde le espera un monstruo marino, motivo bíblico bastante frecuente en la iconografía funeraria paleocristiana. Obra de inicios del siglo IV d. C., su procedencia es desconocida, pero en 1757 estaba en el Museo Cristiano Benedicto XIV (para cuya exposición fue muy intervenida por los restauradores), y desde 1854 en el Museo Pío Cristiano.

Lápida sepulcral de mármol de un niño llamado Pretecius, primera mitad del siglo IV a. C. Estaba en las Catacumbas de Santos Marcelino y Pedro, hacia 1740, desde donde pasa al templo de Santa María de Trastevere, luego a la Biblioteca Vaticana y, finalmente, al Lapidario Cristiano del Museo Pío Cristiano, hacia 1877. La inscripción dice que el niño era cristiano y tenía 9 años, nueve meses y tres días.

Frente de la tapa sepulcral de mármol de Plotius Tertius y Faustina, del siglo IV d. C. Encontrada en Porus, durante excavaciones realizadas en el Epíscopo por Pacca-Campana, entre 1821-1829. Hoy perteneciente al Museo Pío Cristiano. La inscripción confirma que se trata de un matrimonio cristiano que hizo por su propia mano la tumba.

Detalle del frente de la tapa sepulcral de mármol de Plotius Tertius y Faustina, del siglo IV d. C. Encontrada en Porus, durante excavaciones realizadas en el Epíscopo por Pacca-Campana, entre 1821-1829. Hoy perteneciente al Museo Pío Cristiano. La inscripción confirma que se trata de un matrimonio cristiano que hizo por su propia mano la tumba.

Detalle central del frente de la tapa sepulcral de mármol de Plotius Tertius y Faustina, del siglo IV d. C. Encontrada en Porus, durante excavaciones realizadas en el Epíscopo por Pacca-Campana, entre 1821-1829. Hoy perteneciente al Museo Pío Cristiano. La inscripción confirma que se trata de un matrimonio cristiano que hizo por su propia mano la tumba.

Detalles del frente de la tapa sepulcral de mármol de Plotius Tertius y Faustina, del siglo IV d. C. Encontrada en Porus, durante excavaciones realizadas en el Epíscopo por Pacca-Campana, entre 1821-1829. Hoy perteneciente al Museo Pío Cristiano. La inscripción confirma que se trata de un matrimonio cristiano que hizo por su propia mano la tumba.

Estatuilla yaciente del Dios del Nilo con un cuerno de la abundancia y animales de dicho río. Escultura de mármol de la Época Antoninia, estaba ya en la Colección Giustiniani en 1757, pasando a manos del escultor Giovanni Pierantoni quien, en 1817, la vendió a los Museos Vaticanos. Se la resguarda en las bodegas del Museo Gregoriano Egipcio.

Estela funeraria de mármol con busto del niño Marcus Ulpius Paulinus, del siglo II d. C., hallada en Viña Ammendola de la Vía Apia hacia 1825. El niño tenía sólo dos años y fue sepultado por su madre, de acuerdo a la inscripción.

Urna cineraria de mármol con tapa, con forma de cesto, primera mitad del siglo I d. C. No se conoce su procedencia, pero hoy pertenece al Sector de los Equites Singulares del Lapidario Profano ex Lateranense. Es un gran trabajo de tallado encargado por alguien con recursos, aunque con este motivo muy modesto como es un canasto.

Estatuilla de Hades-Plutón con Cerberus a sus pies, obra de mármol con vendida a los Museos Vaticanos por Gioacchino Falcioni, en 1803. Actualmente pertenece al Museo Chiaramonti, Pared XLII. La cabeza es una adición posterior no pertinente, que correspondería a Serapis.

Estatuilla de esfinge, símbolo divino de la encarnación del faraón, de la Época Ptolomeica (siglos III a I a. C.), de procedencia desconocida. Hecha en granito rosado de Asuán, fue adquirida por los museos durante el papado de Pio VI (1775-1779). Hoy pertenece al Pabellón ex Ponteggi.

Estatuilla de esfinge, símbolo divino de la encarnación del faraón, de la Época Ptolomeica (siglos III a I a. C.), de procedencia desconocida. Hecha en granito rosado de Asuán, fue adquirida por los museos durante el papado de Pio VI (1775-1779). Hoy pertenece al Pabellón ex Ponteggi.

Estatuilla de mármol del dios demonio Arimanius (evocación del dios Ahura Mazda), del culto a Mitra de origen persa, confeccionado a mediados del siglo III d. C., probablemente de Roma. Actualmente, pertenece al Sector XVI (Sala de Cultos Orientales) del Museo Gregoriano Profano.

Estatuilla de mármol del dios demonio Arimanius (evocación del dios Ahura Mazda), del culto a Mitra de origen persa, confeccionado a mediados del siglo III d. C., probablemente de Roma. Actualmente, pertenece al Sector XVI (Sala de Cultos Orientales) del Museo Gregoriano Profano.

Vitrina con tres figuras divinas de bronce. La principal, a la izquierda: Busto de Sabacio (dios mistérico e iniciático, originario del altiplano de Anatolia), fines del siglo II a inicios del siglo III d. C. Proveniente de Volsinii (actual Bolsena), perteneció a la Colección del Marqués Ravizza. Hoy pertenece al Antiquarium Romanum del Museo Gregoriano Etrusco. Al frente, el busto pequeño es de Serapis (conciliación sincrética relacionada con los dioses Zeus de Roma y Osiris de Egipto), segunda mitad del siglo II inicios del siglo III d. C., hoy perteneciente al Sector Ostria del Museo Gregoriano Profano. Atrás, estatuilla de la diosa Isis (hermana-esposa de Osiris), mediadios del siglo II d. C. también encontrada en Ostia, hoy perteneciente al Sector Ostia del Museo Gregoriano Profano.

Vitrina con tres figuras divinas de bronce. La principal, atrás: Busto de Sabacio (dios mistérico e iniciático, originario del altiplano de Anatolia), fines del siglo II a inicios del siglo III d. C. Proveniente de Volsinii (actual Bolsena), perteneció a la Colección del Marqués Ravizza. Hoy pertenece al Antiquarium Romanum del Museo Gregoriano Etrusco. Al frente, izquierda, el busto pequeño es de Serapis (conciliación sincrética relacionada con los dioses Zeus de Roma y Osiris de Egipto), segunda mitad del siglo II inicios del siglo III d. C., hoy perteneciente al Sector Ostria del Museo Gregoriano Profano. A la derecha, estatuilla de la diosa Isis (hermana-esposa de Osiris), mediadios del siglo II d. C. también encontrada en Ostia, hoy perteneciente al Sector Ostia del Museo Gregoriano Profano.

Herma de mármol (pilar cuadrado o rectangular) tricorpóreo, mediados del siglo II a. C. Una pieza extraordinaria para su época y función como objeto de culto. Encontrada cerca de un templete de Liber Pater (dios de la fertilidad y del vino) en la finca Tor Marancia de Roma (llamada villa de Numisia Procula), durante las excavaciones de Luigi Biondi de 1817 a 1821. Tiene algunas integraciones menores modernas y pertenece hoy al Pabellón de las Corazas. Las figuras pequeñas son Eros y Apolo. La identidad de las cabezas no está clara, pudiendo estar asociada a Hermes-Dionisio y al culto de las deidades griegas Cabiros.

Herma de mármol (pilar cuadrado o rectangular) tricorpóreo, mediados del siglo II a. C. Una pieza extraordinaria para su época y función como objeto de culto. Encontrada cerca de un templete de Liber Pater (dios de la fertilidad y del vino) en la finca Tor Marancia de Roma (llamada villa de Numisia Procula), durante las excavaciones de Luigi Biondi de 1817 a 1821. Tiene algunas integraciones menores modernas y pertenece hoy al Pabellón de las Corazas. Las figuras pequeñas son Eros y Apolo. La identidad de las cabezas no está clara, pudiendo estar asociada a Hermes-Dionisio y al culto de las deidades griegas Cabiros.

Herma de mármol (pilar cuadrado o rectangular) tricorpóreo, mediados del siglo II a. C. Una pieza extraordinaria para su época y función como objeto de culto. Encontrada cerca de un templete de Liber Pater (dios de la fertilidad y del vino) en la finca Tor Marancia de Roma (llamada villa de Numisia Procula), durante las excavaciones de Luigi Biondi de 1817 a 1821. Tiene algunas integraciones menores modernas y pertenece hoy al Pabellón de las Corazas. Las figuras pequeñas son Eros y Apolo. La identidad de las cabezas no está clara, pudiendo estar asociada a Hermes-Dionisio y al culto de las deidades griegas Cabiros.

Detalle en herma de mármol (pilar cuadrado o rectangular) tricorpóreo, mediados del siglo II a. C. Una pieza extraordinaria para su época y función como objeto de culto. Encontrada cerca de un templete de Liber Pater (dios de la fertilidad y del vino) en la finca Tor Marancia de Roma (llamada villa de Numisia Procula), durante las excavaciones de Luigi Biondi de 1817 a 1821. Tiene algunas integraciones menores modernas y pertenece hoy al Pabellón de las Corazas. Las figuras pequeñas son Eros y Apolo. La identidad de las cabezas no está clara, pudiendo estar asociada a Hermes-Dionisio y al culto de las deidades griegas Cabiros.

Detalle en herma de mármol (pilar cuadrado o rectangular) tricorpóreo, mediados del siglo II a. C. Una pieza extraordinaria para su época y función como objeto de culto. Encontrada cerca de un templete de Liber Pater (dios de la fertilidad y del vino) en la finca Tor Marancia de Roma (llamada villa de Numisia Procula), durante las excavaciones de Luigi Biondi de 1817 a 1821. Tiene algunas integraciones menores modernas y pertenece hoy al Pabellón de las Corazas. Las figuras pequeñas son Eros y Apolo. La identidad de las cabezas no está clara, pudiendo estar asociada a Hermes-Dionisio y al culto de las deidades griegas Cabiros.

Estatua de mármol pantélico de la diosa Afrodita-Venus (llamada Venus del Cuarto de Baño), de la Edad Antonina Tardía (año 180 d. C., aproximadamente). De procedencia desconocida, aparece ya en los registros del Vaticano en 1536, probablemente adquirida por el Papa Clemente VII. Tiene algunas integraciones restauradoras menores, pero la más importante es la pierna derecha entre la rodilla y el tobillo. Se la admira en el Vaticano en el ambulacro superior de la Escala Helicoidal.

Vista lateral de la estatua de mármol pantélico de la diosa Afrodita-Venus (llamada Venus del Cuarto de Baño), de la Edad Antonina Tardía (año 180 d. C., aproximadamente). De procedencia desconocida, aparece ya en los registros del Vaticano en 1536, probablemente adquirida por el Papa Clemente VII. Tiene algunas integraciones restauradoras menores, pero la más importante es la pierna derecha entre la rodilla y el tobillo. Se la admira en el Vaticano en el ambulacro superior de la Escala Helicoidal.

Vista posterior de la estatua de mármol pantélico de la diosa Afrodita-Venus (llamada Venus del Cuarto de Baño), de la Edad Antonina Tardía (año 180 d. C., aproximadamente). De procedencia desconocida, aparece ya en los registros del Vaticano en 1536, probablemente adquirida por el Papa Clemente VII. Tiene algunas integraciones restauradoras menores, pero la más importante es la pierna derecha entre la rodilla y el tobillo. Se la admira en el Vaticano en el ambulacro superior de la Escala Helicoidal.

Aproximación a la estatua de mármol pantélico de la diosa Afrodita-Venus (llamada Venus del Cuarto de Baño), de la Edad Antonina Tardía (año 180 d. C., aproximadamente). De procedencia desconocida, aparece ya en los registros del Vaticano en 1536, probablemente adquirida por el Papa Clemente VII. Tiene algunas integraciones restauradoras menores, pero la más importante es la pierna derecha entre la rodilla y el tobillo. Se la admira en el Vaticano en el ambulacro superior de la Escala Helicoidal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL RINOCERONTE DE ALBERTO DURERO: UNA REALIDAD QUE SE CONVIRTIÓ EN ERROR Y UN ERROR QUE SE CONVIRTIÓ EN REALIDAD

UN POCO DE LUZ SOBRE LA ESCALERA DE GIUSEPPE MOMO EN LOS MUSEOS VATICANOS

UN PASEO POR EL ATRIUM VESTAE EN EL FORO ROMANO: EL TEMPLO DE VESTA, LA REGIA Y LA CASA DE LAS VESTALES