EL COLOSO DE CONSTANTINO: LOS RESTOS DE UN GIGANTE EN LOS MUSEOS CAPITOLINOS

 

Ilustración del holandés Maarten van Heemskerk, en el siglo XVI, mostrando la Estatua de Hércules y los restos del Coloso de Constantino en el patio del Palacio de los Conservadores, en la Plaza del Campidoglio.

Coordenadas: 41°53'30.94"N 12°29'17.78"E (ubicación original) / 41°53'34.78"N 12°28'56.94"E (ubicación actual)

El acceso principal de los Museos Capitolinos de Roma (Musei Capitolini, en el Campidoglio), está en el Palacio de los Conservadores (Palazzo dei Conservatori), junto a la plaza. Este edificio fue el primero que albergó las colecciones donadas por el Papa Sixto IV en 1471, dando inicio al más antiguo de los museos del mundo, distribuido hoy entre los edificios del Monte Capitolino y conectados por galerías subterráneas.

Al traspasar las magníficas entradas del Palacio de los Conservadores, diseñadas por Miguel Ángel en el siglo XVI, cruzando el pasillo se llega a un patio solar o cortile interior de adoquines y pilastras, con una gran "X" circunscrita dentro de un cuadrado, ambas figuras trazadas en su suelo. Allí pueden admirarse los restos de antiguas estelas con figuras escultóricas del Palacio de Adriano y piedras con frisos o blasones empotrados en los muros, representando a las antiguas provincias de la Roma Imperial.

Sin embargo, en este patio destaca frente a esta línea de esculturas y blasones de piedra, una especie de gran rompecabezas antropomorfo de mármol, ya desarmado: los fragmentos de un extraordinario coloso del Emperador Flavio Valerio Aurelio Constantino, alguna vez una de las estatuas más grandes y solemnes de toda Roma. Están contra un muro formado por arcos de medio punto ya cerrados, que en el pasado daban acceso al estatuario donde se acogían algunas de las obras más valiosas de la Ciudad Eterna.

Reconstrucción de la Basílica de Massenzio en el póster "Roma Antica" (de "Roma la Citá Eterna"). El ábside lateral que se observa en el edificio, con aspecto de medio silo a la izquierda de la imagen, era el espacio que albergaba en su interior a la estatua gigante de Constantino.

Reconstrucción con el posible aspecto del Coloso de Constantino, en su ábside dentro de la Basílica de Massenzio. Fuente imagen: Antoniohernandez.es.

Reconstrucción de la estatua dentro del gran salón de la basílica. Los fragmento en color terracota corresponden a los restos que aún se conservan en pie del enorme edificio. Fuente imagen: Grosirbajusurabaya.top.

Sanguina de Fuseli, "El asombro artista ante la grandeza de las ruinas antiguas", mostrando la mano y un pie hacia 1780.

Estos trozos corresponden a una extraordinaria estatua de Constantino que estaba dispuesta al interior de la Basílica de Massenzio o Majencio, en el Foro de Roma, enorme edificio administrativo del siglo IV, sede de tribunales y de la prefectura, del que ya hemos hablado antes comentando también que su arquitectura de naves y cañones ha servido de base para los templos de la Era Cristiana.

La escultura medía 12 metros de altura y mostraba a Constantino el Grande sentado en su trono. Se ubicaba en un gran nicho-cabecera o ábside lateral del edificio, entre dos columnas de mármol en su lado Oeste. Estaba confeccionada con la técnica antigua del acrolito: mármol en las partes expuestas o desnudas (rostro, manos, pies, etc.), y otro material en la parte que se supone cubierta por prendas, en este caso con revestimientos de bronce y quizás mármol precioso de colores. La estructura habría contado también con piezas de madera y ladrillos.

Existe la teoría de que, originalmente, el coloso iba a estar dedicado al Emperador Massenzio, iniciador de las obras de esta construcción, pero el orgullo de Constantino se impuso y reconvirtió el proyecto en uno para complacer su bien ganada soberbia y grandeza. La derrota de Massenzio frente a los ejércitos de Constantino, en la Batalla del Puente Milvio, coincidía justo con la etapa de término de la basílica en el año 312, así que no extrañaría que el emperador haya querido apoderarse de la obra, si acaso ésta existía ya o estaba en construcción. Se la ha fechado aproximadamente entre ese año y el 315, además. Más aún, fue tanto lo que el emperador hizo imprimir de sí en la identidad del edificio, que también fue conocido como la Basílica Constantiniana.

Vista del patio del palacio, hacia la Plaza del Campidoglio (tras el acceso).

Vista de todos los fragmentos de la estatua, en el patio del palacio.

El patio, desde el segundo piso del edificio.

Grupo del codo, cabeza, rodilla y mano. Una turista imita la seña de esta última.

La famosa postal turística del pie del Coloso de Constantino y el gato romano. La he visto impresa por dos casas fotográficas, así que no sé cuál sea exactamente el origen.

La estatua parece haber sido saqueada y desmantelada en algún período, para quitársele el bronce que se cree tuvo y parte del mármol. Los fragmentos que quedaron de ella fueron recuperados en excavaciones realizadas en las ruinas de la basílica, en el año 1486, y se las trasladó hasta el recientemente fundado Museo del Monte Capitolino, al parecer siendo depositados en el espacio correspondiente al actual patio del Palacio de los Conservadores, donde aún se encuentran visibles y admirables.

Inmediatamente después de la recuperación de estas piezas, sorprendieron las proporciones que se evidenciaban para la destruida estatua, a través de las mismas

 

Durante la gran remodelación del palacio, en el siglo XVI, muchas de las obras de arte que almacenaba fueron trasladadas hasta el salón principal del edificio, pero los grandes fragmentos del Coloso de Constantino permanecieron en el patio, si la información con la que contamos es correcta.

Una ilustración realizada por el artista Maarten van Heemskerk, por aquellos años, muestra a los trozos del monumento distribuidos alrededor de la Estatua de Hércules y su pedestal, que alguna vez estuvo también en este mismo espacio abierto.

Modificaciones del año 1720, cambiaron otra vez el aspecto del patio o cortile, modificando las paredes de fondo, ampliando pasillos y agregando un pórtico diseñado por el arquitecto Alessandro Specchi, acogiendo desde entonces y por algún tiempo, otro grupo escultórico de enorme valor: la Diosa Roma y dos Bárbaros de la Colección Cesi, adquiridas para el museo por el Papa Clemente XI.

Proveniente de la misma centuria, en el Museo de Kunsthaus de Zürich, existe una interesante obra en técnica de sanguina, hecha entre 1778 y 1780, por el ilustrador suizo Johann Heinrich Füssli (Fuseli). Este trabajo, titulado "L'artista sgomento di fronte alla grandezza delle rovine antiche" ("El asombro artista ante la grandeza de las ruinas antiguas"), muestra lo que sería una estilización del pie izquierdo sobre su pedestal y la mano con el dedo índice erguido, mientras un personaje cae sublimado a su lado, como embelezado por la majestuosidad de la obra que queda del Coloso de Constantino.

Ya entrando en el siglo siguiente, se agregaron al mismo patio los relieves con las provincias y trofeos de armas provenientes del Templo de Adriano, representando los territorios que pertenecieron al Imperio Romano en el momento de máxima expansión.

 

Los trozos visibles de la colosal estatua de Constantino, mirados de derecha a izquierda, corresponden a los siguientes: 

  • El pie izquierdo, de más de dos metros de largo, muy famoso en la iconografía romana. Una de las postales fotográficas más vendidas a los visitantes de la ciudad y del museo, muestra este pie con un gatito romano, echado en sus dedos de impecable blancura. El enorme pie, tanto o más conocido que el de la Vía del Pie de Mármol en la misma urbe, está sobre un pedestal propio fechado en 1636 y con inscripciones en latín.
  • Un fragmento no señalado, posiblemente de la articulación de un brazo o pie. 
  • Otro fragmento no señalado, el menor y menos definido de todos, que no aparece en las reseñas. 
  • Un hermoso segmento de columna adornada, con motivos escultóricos de hojas y grecas de swásticas. No sabemos si fue parte de una de las dos columnas que acompañaban a la estatua en la ábside o de alguna otra parte del coloso.
  • La parte de lo que parece ser la rótula de la rodilla izquierda.
  • El pie derecho completo hasta poco más abajo del tobillo, también sobre un pedestal con inscripciones en latín.
  • Una canilla de la pierna derecha, con parte de la pantorrilla, montada sobre un cuño de piedra para mantener la posición vertical 
  • Una mano derecha con su dedo índice en alto, también sobre pedestal empotrado. La seña congelada en esta pieza ha creado la costumbre de los turistas de fotografiarse a su lado repitiendo el gesto con sus dedos, según lo que observamos durante un rato en este patio. Curiosamente, existe otra mano derecha casi igual hallada en las ruinas de la basílica, sólo con diferencias leves. Aunque no está a la vista en el patio, se estima que fue parte del mismo Coloso de Constantino. La explicación a la existencia de ambas manos derechas es la de un posible cambio de la pieza: se reemplazó la mano con el cetro por otra con una cruz u otro símbolo cristiano, según se teoriza.
  • La rodilla derecha, en la parte que equivale a la ubicación de la rótula y un pequeño tramo del muslo. 
  • El inconfundible rostro del emperador, gran parte de la cabeza y cuello de la estatua, de dos metros y medio, sobre un pedestal empotrado en el muro que casi duplica esa altura. Esta imagen, esculpida en estilo hierático, ha servido de base a muchas representaciones y retratos de Constantino el Grande, con su nariz aguileña, mentón prominente y ojos de mirada contemplativa, rasgos propios de la representaciones divinas clásicas.
  • El enorme codo derecho, con parte del brazo y del antebrazo, hecho en estilo tan realista que incluso se distinguen las venas y parte de la musculatura.

Las piezas fueron restauradas en trabajos de los años 2000 y 2001. Durante el 2007, en febrero, se realizó un escaneo en tres dimensiones de los restos, para elaborar las reconstrucciones más fieles que se hayan hecho del aspecto que debió tener la estatua, a petición del Estado de Renania-Palatinado. Las reconstrucciones y vaciados de las piezas resultantes, fueron exhibida en noviembre de ese año, en la muestra "Constantino el Grande" de Tréveris (Trier), Alemania, permaneciendo algunas en galerías y en ornamentación de la misma ciudad.

Lo que queda de la colosal estatua de Constantino, sigue ordenado contra el muro al costado Norte-poniente del cortile, donde están los arcos cerrados y un pórtico hacia el Museo de Columnas, una sala de exposiciones temporales y otras dependencias dentro del extraordinario recinto museológico romano.

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