EL ARCO DE TITO: CRÓNICA Y MONUMENTO DE LA VICTORIA ROMANA SOBRE JERUSALÉN

 

El Arco de Tito en 1740, en obra de Giovanni Paolo Panini.

Coordenadas:  41°53'26.46"N 12°29'18.75"E

Ubicado hacia el sector poniente del Foro Romano, en la boca de la Vía Sacra que da hacia este complejo pasando junto al Coliseo (Colosseo), está el Arco Triunfal de Emperador Tito Flavio Sabino Vespasiano, del siglo I, conocido también como el Arcus Titis.

La obra es considerada una maravilla de la época flavia y constituye un homenaje monumental del Senado y del pueblo romanos al triunfo del entonces general sobre las revueltas revolucionarias judías contra el poder imperial, sofocadas con la victoria de los ejércitos romanos sobre Judea en su propia capital, Jerusalén. Por su estilo y sus características, además, éste ha sido influencia para otros célebres arcos triunfales más modernos del mundo, como el de París y el de Manhattan.

Se podría creer que el arco fue construido entre los años 79 y 81 después de Cristo, período en que gobernó Tito tras recibir el trono de su padre el Emperador Vespasiano. Pero otras opiniones más precisas colocan su fecha de inauguración cuando ya estaba consumada la muerte de Tito y asumido su hermano Domiciano (o Domitiano), algo que se ve confirmado por el hecho de que aparezca mencionado en el arco con la denominación póstuma de "divus", como veremos más abajo. El año 90 o cerca de éste parece ser el período más probable para fechar la inauguración del monumento, cuyo diseño sería del arquitecto Rabirius, según se cree.

Con 15,40 metros de altura y 13,50 metros de ancho, el arco se aparta de lo que había sido la influencia helenística en la arquitectura romana. Está construido en mármol pentélico sobre una plataforma de doble y macizo sillar, desde la que salen los arranques de la estructura que dan sostén y forma a la bóveda de cañón y de intradós artesonado, en cuyos laterales se encuentran escenas militares de las campañas romanas en bajorrelieve. En los frentes, sobre el nivel de las bases, se observan falsos vanos enmarcados; y hasta cerca de la altura de la cornisa del arquitrabe, se disponen cuatro columnas-pilastras por lado con capitel, dando contorno vertical a la abertura del arco y a las enjutas intervenidas con otras figuras conmemorativas y simbólicas de divinidades femeninas aladas y aspecto angelical, a cada lado de una representación ubicada en la ménsula o piedra angular sobre el arco: un varón de un lado y una mujer del otro, aunque hayan perdido ya sus cabezas. Más arriba, se observan los detallados frisos superiores. Se cree que, en el pasado, su parte más alta habría estado coronada por estatuas o una representación de un carro triunfal dorado, elementos que se perdieron en la Edad Media

Dentro del arco, en los laterales, se observan dos relieves escultóricos colocados en posiciones enfrentadas, ambos mostrando las escenas de la campaña final de Tito en Jerusalén: una llegando arriba de un carro triunfal, acompañado de lictores y de las representaciones de la Victoria, Roma y el poder imperial; y otra regresando triunfante con sus hombres, colmado de riquezas arrebatadas al enemigo.

Ésta última imagen se ha vuelto uno de los iconos más importantes para la historia de los romanos, el judaísmo y el mundo antiguo en general, pues muestra a los alegres soldados de Tito cargando los botines de guerra que sacaron del Templo de Jerusalén tras su avasallante triunfo militar, entre los que destaca la Menorah de oro o Candelabro Sagrado Judío. Esta representación por mucho tiempo se creyó la más antigua conocida del célebre objeto de veneración, hasta que apareció otra recientemente entre los restos de una antigua sinagoga de Magdala, Palestina, que por sus características se cree una obra más exacta y antigua que la del arco.

Para mayor abundamiento, cabe recordar el templo era el segundo allí dispuesto, después del levantado por Salomón y destruido por Nabucodonosor II. Había sido reconstruido por Zorobabel y terminado hacia el año 516 antes de Cristo, y aunque era sólo una aproximación tibia a la grandeza y pomposidad del antiguo edificio religioso de Jerusalén, incluso considerando las ampliaciones que le había hecho Herodes el Grande cerca del año 20 antes de Cristo, se atesoraban dentro de él los más importantes emblemas de la fe hebraica. Tras el asedio, Tito entró a Jerusalén y, decidido a darle un castigo ejemplar, destruyó el templo respondiendo sin contemplaciones al levantamiento de los judíos contra el Imperio iniciado en el año 66 después de Cristo.

Así, tras ganar la guerra de cuatro años contra los alzados, en septiembre del año 70, se arrasó a fuego el edificio quedando en pie sólo el célebre Muro de los Lamentos desde que Adriano terminara de destruirlo en el 135. Como parte del castigo, Tito se llevó los más valiosos tesoros del templo, partiendo por la Menorah que aparecen cargando los soldados romanos del mencionado relieve. La escena, entonces, parece retratar el desfile victorioso del futuro emperador, donde según cronistas como Flavio Josefo, se hizo ostentación pública de la riquezas obtenidas que fueron a parar al Templo de Júpiter. Análisis del material demuestran que la Menorah y otros detalles pudieron estar pintados de dorado u ocre en el pasado, para realzar su relación con el oro.

También existe cierta discusión sobre la semejanza de la Menorah del Arco de Tito con el original de Jerusalén, ya que si bien corresponde inconfundiblemente a una representación del candelabro de siete brazos del templo, presenta algunos detalles distintos a los de otras referencias y descripciones antiguas de la misma pieza, como su base o plinto escalonado en el relieve y que, según se sabe, en realidad tenía tres patas de apoyo; o sus brazos semicirculares, que en realidad parecen haber con líneas con forma elíptica o poligonal, esta última opción visible en la representación descubierta en Magdala. Algunas teorías proponen que las diferencias derivarían sólo del desconocimiento del escultor romano sobre el verdadero aspecto de la Menorah del templo, aunque hay interpretaciones encontradas al respecto.

Otro detalle interesante del relieve con la escena del botín del templo, es que parece mostrar también la Mesa de los Panes de la Proposición o Mesa de Salomón, única representación de época que se conoce de ella y que es mencionada también por Josefo, otro de los objetos más preciados que quedaron dentro del templo tras la desaparición de tesoros como el Arca de la Alianza y otras joyas salomónicas. Las también apropiadas Trompetas de Plata serían las que se alzan entre los romanos marchando, además de los Vasos Sagrados, los recipientes de fuego para las cenizas del altar y otros objetos sacros. Tito aparece en el desfile coronado y acompañado por las mencionadas alegorías de la Victoria y de Roma.

En lo alto de este mismo arco y siguiendo en su interior, entre los casetones de la bóveda artesonada y justo al centro del fórnix, está también la representación de la Apoteosis del Emperador Tito acompañado de un águila que parece llevarlo al cielo y que alegoriza su perpetuidad en el patronato divino de Júpiter y de la diosa protectora espiritual de Roma. Esta es otra confirmación de que el arco fue terminado después de la muerte de Tito.

Sobre el bloque del nivel superior del arco, donde está el ático, se observan inscripciones en latín en grandes caracteres tallados y que se cree recubiertos en oro o plata en el pasado, que dice desde sus orígenes:

SENATVS
POPVLVSQVE ROMANVS
DIVO TITO DIVI VESPASIANI F
VESPASIANO AVGVSTO

Esto puede traducirse de la siguiente manera: "Senado y pueblo romano dedican a Tito Divino Vespasiano hijo de Vespasiano Augusto". Sería la original, aunque ilustraciones del artista Canaletto publicadas hacia 1721 muestran una disposición de las líneas de texto distintas (tres, no cuatro) aunque, por otro lado, el bloque mismo donde se encuentra tenía fragmentos desprendidos que parecen coincidir con los reemplazos que hoy se observan en él. La ilustración de 1740 hecha por Giovanni Paolo Panini, en cambio, despeja dudas y muestra la misma disposición del texto en cuatro líneas reproducido arriba, además de los detalles de daños reparados en posteriores restauraciones.

Salta a la vista lo mucho que Roma celebró su victoria sobre los levantamientos judíos que amenazaron al Imperio, de modo que el monumento servía también como una advertencia contra futuros brotes de rebeldía amenazando la Pax. De alguna manera, celebra lo que fue el final de la época de Israel y de una identidad geográfica para su pueblo, antecedente del inicio de la diáspora.

En la Edad Media, el arco es mencionado por la guía "Mirabilia Urbis Romae" ("Maravillas de la Ciudad de Roma") como "El arco de las siete lámparas de Tito y Vespaciano", y por esos mismos siglos fue incorporado a la desaparecida fortaleza de la familia Frangipane, recibiendo sus primeras restauraciones importantes durante el papado de Paulo II (1464-1471). Algunos edificios del sector Sur le fueron removidos en las intervenciones, pero poco después se lo integró a las edificaciones del  convento de Santa Francisca Romana, que en algún período fuera conocido también como de Santa María Nova.

La descrita apreciación de consolidación del poder y advertencia parece haberse heredado a la Roma cristiana, pues se sabe que, poco después del Cónclave de 1555, el flamante Papa Paulo IV utilizó el Arco de Tito como símbolo del sometimiento de los judíos durante las medidas con las que hizo cumplir la bula "Cum nimis absurdum", obligándolos a la sumisión ante la Iglesia. Por estos contenidos, todavía en nuestra época el mensaje del arco sigue sacando ronchas en la opinión de algunos críticos de filiación judía, que lo consideran un monumento humillante e infame para sus tradiciones, creencias e identidad.

Los cambios de colores del material del arco se deben a la parte del mismo que fue reconstruida con roca de travertino hacia el final del papado de Pío VII, en trabajos encargados Raffaele Stern en 1817 y después a Giuseppe Valadier entre 1821-1823. Esta restauración fue tan novedosa y completa que sirvió de base después a las obras de la Puerta Pía. La diferencia de materiales y etapas se nota especialmente en las mencionadas columnas, donde los segmentos antiguos se ven estriados, mientras que los nuevos lucen textura lisa. En estas obras se demolieron también los edificios medievales adosados, dejándolo despejado como unidad.

De esta intervención restauradora surge también la segunda inscripción, en la cara opuesta del bloque superior del ático:

INSIGNE · RELIGIONIS · ATQVE · ARTIS · MONVMENTVM
VETVSTATE · FATISCENS
PIVS · SEPTIMVS · PONTIFEX · MAX
NOVIS · OPERIBVS · PRISCVM · EXEMPLAR · IMITANTIBVS
FVLCIRI · SERVARIQVE · IVSSIT
ANNO SACRI PRINCIPATVS · EIVS XXIIII

Una tormenta tipográfica en latín como ésta, puede traducirse de la siguiente manera: "Insigne (para) religión  y arte (este) monumento debilitado (por) vetusto, Pío VII Sumo Pontífice (con) nuevas obras ejemplares del modelo antiguo imitado hizo reforzar y preservar en año de su sagrado gobierno (número) 24". Ya vimos que en su lucha por someter a judíos y paganos al cristianismo, Paulo IV había incorporado en su tiempo al Arco de Tito dentro de la propaganda eclesiástica, lo que explica en parte el mensaje y el interés por repararlo.

Luego de los trabajos del siglo XIX para iniciar la recuperación del Foro Romano, se ejecutaron obras para deducir el nivel de la calle entre 1901 y 1902, durante las cuales quedaron a la vista los sólidos cimientos de roca del Arco de Tito. También tiene refuerzos interiores de cemento, para fortalecer la estructura.

El Arco de Tito se encuentra relativamente cerca de otras obras parecidas, como el Arco de Séptimo Severo en el mismo Foro Romano y el Arco de Constantino en la Vía Sacra junto al Coliseo. Por hallazgos muy recientes, publicados durante el año 2015, se confirmó también de la existencia de los restos de un segundo Arco Triunfal de Tito en el sector del Circo Máximo o Massimo (a espalda del Foro Romano), varios metros bajo la superficie. Curiosamente, los judíos solían evitar el acto de transitar bajo el mismo, ya que la tradición acusa al soberano homenajeado como el responsable de la dispersión de la diáspora tras la arremetida contra Jerusalén. Esto cambió recién en 1948, tras la fundación del Estado de Israel y un llamado abierto de los rabinos de Roma a poner fin con aquella restricción.

Más que por sus  proporciones o su diseño artístico y decorativo, entonces, el Arco de Tito destaca por el contenido la crónica bélica que está registrada en sus relieves escultóricos, mostrando episodios de la caída del Segundo Templo de Jerusalén por romanos bajo la protección divina de las alegorías de la Victoria y de la ciudad de Roma, como testimonio de un triunfo militar que cambió para siempre el curso histórico del mundo.

Relieve con Tito en el carro de la victoria.

Relieve del regreso con los tesoros del templo.

Artesón de la Apoteosis del Emperador.

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