EL VIEJO PIE DE MÁRMOL QUE CAMBIÓ EL NOMBRE DE UNA CALLE

 

El Pie de Mármol en su primera ubicación en la vía homónima de Roma, en fotografía de 1870 de la Colección Parker (Fuente imagen: beniculturali.it).

Coordenadas: 41°53'51.43"N 12°28'45.83"E

Por un costado de la manzana ocupada por el Colegio Romano, en el sector histórico de Rione Pigna de la ciudad de Roma, se encuentra la llamada Vía del Pie de Mármol (Via del Piè di Marmo) que une la plaza de este mismo colegio con la Vía Santa Caterina de Siena (Via Santa Caterina da Siena, continuación de la misma Via del Piè di Marmo hacia el poniente). Es un lugar muy utilizado por transeúntes y turistas que van hacia o vienen desde la Piazza della Minerva o la Piazza della Rontonda, donde se encuentra el enorme Panteón.

Justo en la esquina de la Vía del Pie de Mármol con la estrecha Via di Santo Stefano del Cacco, a sólo una cuadra de la Plaza del Colegio Romano, salta a la vista la razón de que esta calle lleve tan singular nombre: un pedestal con un enorme pie izquierdo de mármol, con sus dedos y contornos algo gastados y la forma de la suela y las correas de una sandalia aún reconocibles. El pie tallado mide 1.23 metros de longitud y, echando cuentas de proporciones, se calcula que debió pertenecer a una estatua de unos 8 metros de altura. Se encuentra sobre un pedestal de ladrillos de unos 50 centímetros de altura, con parte de lo que parece ser su pedestal anterior de roca, en su parte frontal.

Roma está plagada de manos, dedos, pies, cabezas y restos en general de las grandes estatuas del período imperial y del cristiano. Sin embargo, ésta debe ser una de las que se encuentran más al alcance de las manos del público, milagrosamente bien conservada y sin grandes señales de haber sufrido los atentados que sí se observan en otras piezas del patrimonio histórico local. Es una parte más del shock cultural con el que esta ciudad golpea la conciencia y la experiencia de los visitantes, llegando a aturdir las capacidades de asombro o de observación.

Hay leyendas explicando la presencia de ese gran pie, por supuesto. Una creencia popular dice, por ejemplo, que era de una gran estatua de mármol que, al estilo del Coloso de Rodas pero a escala, marcaba la entrada de la calle secundaria en otras épocas con los peatones pasando bajo sus piernas abiertas. Otra leyenda sugiere que era parte de una escultura homenajeando al Emperador Nerón en el Coliseo (Colosseo) y que terminó derrumbada o destruida. Pero la historia más plausible es la que explica al pie como parte de una de las estatuas colosales del Tempio di Iside al Campo Marzio, llamado también de Iseo Campense (Iseum Campensis), un santuario dedicado a Isis y Serapeo que se ubicaba muy cerca de aquí, más o menos por la misma cuadra donde ahora está la Basílica di Santa Maria sopra Minerva. En algún momento, el pie fue sacado de entre los restos del viejo templo destruido por un incendio en el año 80 y reconstruido por después por el Emperador Domiciano.

 

Considerando entonces la posibilidad de que el pie de mármol tenga este origen, se tiene por principal sospechosa a una estatua de enormes proporciones representando posiblemente a la diosa Isis o una de sus sacerdotisas, que habría estado en el templo pero que hoy se halla ubicada en la Basílica de San Marcos, en un sector interior colindante con el Palacio Venecia. Un indicio de la relación del pie de mármol con alguna estatua del culto de origen egipcio a Isis como ésta, es el tipo de calzado que se distingue en ella, y que era propio de las sacerdotisas de esta diosa. Apodada la Madama Lucrezia por haber sido donada por Lucrezia d’Alagno (la cortesana amante de Alfonso II de Nápoles), la escultura es una de las seis llamadas "estatuas parlantes" de Roma y única de rasgos femeninos. La vetusta figura de tres metros está colocada sobre un pedestal y sólo se conserva la mitad superior desde la altura del ombligo hasta la cabeza, por lo que el pie de mármol que se encuentra separado de ella en Rione Pigna, en caso de pertenecerle, sería la única parte inferior que sobrevive del resto de la misma obra escultórica.

El pie, tras ser redescubierto aparentemente en el siglo XVI y en la ubicación del desaparecido templo, fue trasladado hasta un lugar contra un murallón de la Via dell'Arco di Camigliano, volviéndose un punto de referencia y atractivo para los ciudadanos que no tardaron en llamar esta vieja calle como aquella "del Piè di Marmo", naciendo así la denominación de la Vía del Pie de Mármol. Era una de las pocas arterias totalmente pavimentadas en Roma para aquellos tiempos del Papa Sixto V, además.

Posteriormente, en 1878, la pieza fue llevada más hasta el lado interior de la esquina poniente de la calle que empalma con la Vía del Pie de Mármol, correspondiente a la Vía di Santo Stefano del Cacco, donde sigue hasta nuestros días. La razón de su momentáneo retiro y reubicación es comentada por Carlo Pietrangeli  en la "Guide rionali di Roma" y por Ferruccio Lombardi en "Le piazze storiche di Roma esistenti e scomparse": habría sido evitarle obstrucciones al cortejo fúnebre del Rey Víctor Emmanuel II que, en enero de 1878, llevó sus restos hasta el Panteón donde aún reposan, pasando por la Vía del Pie de Mármol, o ex Via dell'Arco di Camigliano.

Allí sigue el pie, entonces, frío y congelado para siempre en el tiempo de Roma. Y el año 2011 se concluyó una importante restauración del mármol y del pedestal supervisada por la Superintendencia del Patrimonio Cultural de Roma y con participación del Fondo Ambiente Italiano, recuperando su blanco brillo. También se colocaron pequeños postes y vallas metálicas alrededor, para evitar contactos imprudentes con el material de la obra que ya tenía muchos registros de daños como golpes y maltratos intencionales.

La calle que lleva su nombre, en tanto, aunque si bien es corta, mantiene su encanto histórico y pintoresco, como típica callejuela empedrada y adoquinada romana. Es un lugar de importante circulación a otros sectores de la capital italiana, además de encontrarse cerca de varios restaurantes y hoteles. En su comercio destacan tiendas de antigüedades, librerías clásicas, centros de óptica, boutiques, confiterías y ventas de arte, todas a poca distancia del misterioso e interesante pie huérfano, petrificado en su único y original paso de mármol.

Comentarios

  1. Mensaje recuperado desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:

    Miguel Castañol Attias30 de enero de 2019, 12:37

    Ciertamente es una de esas admirables sorpresas con que Roma nos hace sentir su inmenso pasado.Vivi cerca y podía sentir cada vez que pasaba junto a él que aún podría seguir descubriendo...su infinito legado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL RINOCERONTE DE ALBERTO DURERO: UNA REALIDAD QUE SE CONVIRTIÓ EN ERROR Y UN ERROR QUE SE CONVIRTIÓ EN REALIDAD

UN POCO DE LUZ SOBRE LA ESCALERA DE GIUSEPPE MOMO EN LOS MUSEOS VATICANOS

UN PASEO POR EL ATRIUM VESTAE EN EL FORO ROMANO: EL TEMPLO DE VESTA, LA REGIA Y LA CASA DE LAS VESTALES