UNA NOCHE EN EL 'FRIAR PUB RIPA', EL CURIOSO BAR FRANCISCANO DE TRASTÉVERE

 

El lugar del pub, frente a la Plaza de San Francisco de Asís y junto a la iglesia del mismo santo. Se observa justo en el vértice del edificio una figura de Jesús con inscripción de los feligreses de San Francesco a Ripa (1962).

Coordenadas: 41°53'6.51"N 12°28'22.03"E

¿Cuántas veces en la vida se tendrá la oportunidad de pasar una noche de fin de semana bebiendo cerveza artesanal con sacerdotes franciscanos, en el alegre sótano de un monasterio de siglos? Bueno, entre muchas otras particularidades de Roma, la ciudad única e inimitable, esta extraña posibilidad existe también para locales y visitantes.

 

Se debe partir señalando que las mejores formas de conocer Roma son: 1) perdiéndose, cosa bastante fácil para quienes hemos crecido en ciudades trazadas en la sencillez de las cuadras de "damero"; y 2) siguiendo a los amigos romanos sin preguntar siquiera hacia dónde te llevan, confiando en su probado buen juicio. Con esta segunda opción, caminando en la cola del grupo en el que me encuentro, pasamos el Puente de Garibaldi sobre el río Tévere (Tíber) y avanzamos por la Viale di Trastévere, para luego entrar por una diagonal hasta este lugar impensable e insólito en la Piazza di San Francesco d'Assisi: un pub y cervecería en los subterráneos del edificio conventual de la Iglesia de San Francesco a Ripa. Uno de mis santos favoritos, ofreciendo uno de mis vicios favoritos, juntos en esta noche de sábado.

El nombre Ripa es, originalmente, el que se daba desde antaño a esta ribera del Tévere, borde del barrio de Trastevere que es famoso en la ciudad por su abundante oferta bohemia y recreativa, la que por las noches genera verdaderos gentíos de muchachadas y turistas reunidos en algunos puntos más centrales del mismo, como en la plaza frente a la Basílica de Santa María. Nuestro sitio, sin embargo, está levemente apartado de la zona más turística y neurálgica.

La historia de la Iglesia de San Francisco de Asís en el sector de Ripa Grande de Trastévere, se remonta a un primer convento y capilla dedicada a San Blas y que habían existido allí cerca del siglo X, funcionando en ella un leprosario. El templo y el complejo monástico fueron reconstruidos primero en el siglo XIII, gracias a la noble dama romana Jacopa de'Settesoli y al Papa Gregorio IX; y después en el siglo XVII, con lo que se observa hasta ahora allí. Fue consagrado a San Francisco de Asís porque en este mismo lugar alojó el santo durante su estadía en Roma de 1229, conservándose en el convento la celda de la casa de peregrinos donde dormía, con una roca oscura en la que apoyaba su cabeza a modo de almohada. También está  un enorme y viejo naranjo que el santo patrono de los animales plantó personalmente en uno de los patios, según la tradición.

La plaza frente al templo se distingue por una elegante columna jónica blanca rematada por una cruz, que hizo instalar allí el Papa Pío IX en el siglo XIX, tras ser rescatada de entre las ruinas de la ciudad etrusca de Veyes, en Formello. Varios vehículos de nocherniegos están estacionados en esta plaza adoquinada y alrededor de la columna en aquellas horas.

Precisamente en el subsuelo del edificio lateral del convento, el que da a la plaza su contorno por el Sur-Oeste, se encuentra la misteriosa cantina con aire medieval de la hermandad franciscana "RIPA dei Settesoli" ("RIPA de los Siete-Soles"). Llamada "Friar Pub Ripa" ("Fraile Pub Ripa") y dirigida por el hermano Fray Roberto, fue fundada y es mantenida por los propios sacerdotes franciscanos. Se accede a ella por una pequeña puerta seguida de escaleras, aunque afuera hay mucha gente reunida en torno al mismo acceso. El lugar ya está lleno, principalmente de gente joven, y se nota que recientemente han adaptado el recinto para estas funciones porque algunos paneles y tabiques de madera todavía están desnudos.

 

Entramos sin problemas, pues algunos de los que son parte de este grupo están reclutados en el voluntariado de la fraternidad. Encontramos una mesa cerca del escenario oscuro que hay al fondo de la sala principal, donde suelen presentarse músicos en vivo. Sobre ella y casi como telón se ve un vistoso mensaje artísticamente pintado con una cruz de Cristo y dice en inglés: "Together we reborn out of love" ("Juntos podemos renacer por amor"). Un sector lateral es el que ocupamos en ese lado.

Hacia el frente de la sala, bajo una ventana que por afuera del edificio da al nivel del suelo de la plaza, hay unos sofás y sillones que también están ocupados. Por el costado de ese sitio se accede a la barra donde está el sifón de cerveza y los barmen, también bajo una ventana que se ve alta en este nivel inferior. Su mesón está rodeado de comensales. Hay una habitación más con mesas hacia el lado de los baños, que también está conectada interiormente con la sala de la barra donde se sirve la cerveza a destajo.

Esto es como un club y noto que la mayoría de los presentes se conocen: casi todos son voluntarios de las actividades sociales de la fraternidad de San Francisco. La mejor forma de llegar a este sitio encantado es, por lo tanto, invitado por algunos de ellos, pues si se nunca antes se ha concurrido ni se tienen santos en la corte, el formalismo es llenar un formulario de reserva vía internet, trámite tras el que llega la invitación por correo electrónico.

En lugar de borrachos gritones, ebrios pendencieros y el infaltable tonto ridículo de cada bar intentando hacerse el gracioso, acá impera una cómoda tranquilidad casi hogareña que pocas veces he visto entre tanta chispeante ambrosía de cebada, aunque el ambiente está cubierto de las risas y del murmuro de cientos de voces conversando simultáneamente. Cuando la música se acaba, un muchacho saca una guitarra y se arma un improvisado coro a su alrededor. El trajín de bandejas y jarras no se detiene y los curas pasean con el preciado hábito de San Francisco entre las salas, atendiendo u ocupándose de las exigencias de la noche. En mi ignorante primera impresión, creí que podían ser meseros caracterizados con el ambiente del lugar, pero no: son auténticos sacerdotes. El hermano que parece más joven de entre ellos es aplaudido en un momento de la fiesta: él ha sido el que fabricó dentro del convento la cerveza artesanal que se ofrece en abundancia esa noche, según lo que comenta una presentadora desde su micrófono.

 

Los mozos, en tanto, visten de negro y son muy atentos. Varias veces salen y entran al recinto ellos o los propios sacerdotes, llevando platos y vasos desde o hacia el claustro, pues parte del encuentro de esta noche tiene lugar también en sus habitaciones dentro del convento. La actividad es intensa, por lo mismo: ni bien me senté en mi puesto me entregaron una especie de cartilla con opciones de bebida y comida para pedir. Además de las distintas birras se ofrecen sándwiches de hamburguesas, cheeseburgers, salchichas y vegetarianos y el local contadino; también hay papas fritas, bocadillos fritos y dulces para el "picoteo". El mesero que me atiende, de claros rasgos africanos, se presenta como originario de Tanzania y cordialmente toma nuestra orden.

Cómo si la sorpresa de encontrar un lugar así ya no fuese suficiente, también descubro que aquí no se pagan precios, así como suena... Me lo aclara una especie de cambucho puesto al centro de la mesa, con la frase y filosofía de trabajo del local: "Pay as, you wish". Allí cada uno deja lo que desee o considere apropiado en dinero por lo consumido, el que es usado por la campaña franciscana en labores sociales en beneficio de los pobres y los desposeídos.

¿De qué se trata todo esto, entonces? La muchacha del club que expone, explica a los presentes la naturaleza de este proyecto, apoyándose en una proyección de datashow con el powerpoint manipulado por uno de los propios sacerdotes. La fraternidad "RIPA dei Setti Soli" nace en 2011, luego del encuentro del Capitolo Provinciale de los Frailes Menores del Lazio de ese año. Deduzco que el nombre de la agrupación y del proyecto es un juego que convierte a Ripa en iniciales de los principios "Rinascere Insieme Per Amore" ("Renacer Juntos Por Amor") que identifican a la fraternidad, y también hace un saludo al recuerdo de doña Jacopa de'Settesoli, la misma benefactora del primer templo construido acá para su amigo San Francisco de Asís, hacia 1231.

Con el objeto de volver a la esencia de las motivaciones franciscanas y las demandas de los Evangelios, la fraternidad desarrolla desde entonces una actividad de asistencia para quienes están pasando por las dificultades económicas o sociales, muchos de ellos inmigrantes, incluyendo la responsabilidad de abrir las puertas de la iglesia y del convento para dar acogida a personas en situaciones menesterosas o de indigencia, hasta que puedan reincorporarse laboral y económicamente ("renacer").

El público del pub es parte de los voluntarios de la fraternidad, y actúan como una suerte de agrupación de laicos y religiosos tomando los mismos desvelos y valores profesados por la figura de San Francisco de Asís, como colaboradores de las obras sociales de la fraternidad. Otros tres núcleos de esta obra caritativa, además, son la Fraternidad del Convento de Sant'Angelo a Valmontone, la Casa de Acogida "El Faro" y la Casa Semiautónoma "Via Pazin". Complementariamente, se realizan actividades de talleres de artesanía (peletería, cerámica, mosaicos, etc.), ferias de ventas solidarias y hasta cuentan con una bolsa de trabajo para labores ofrecidas a domicilio por los propios acogidos. Disponen también de un periódico propio, con algunos ejemplares dando vueltas por las mesas del bar.

 

El "Friar Pub Ripa" abre tres o cuatro veces al mes, con su modelo único de visitas y ventas. Generalmente recibiendo público desde las 21:30 horas, los días y eventos son anunciados en la página web de la hermandad (ripadeisettesoli.org), misma a través de la cual se llena el formulario para asistencia de los primerizos o las reservas. Y no es el único club de este tipo relacionado con la fraternidad, porque nace justamente de una experiencia anterior y exitosa en el mismo barrio de Trastevere: el "Friar Pub Palatino". Sólo en marzo de este año 2015, se abrió este segundo club inspirado en la obra del santo y con la modalidad de reservas y "Pay as, you wish", para el autofinanciamiento de la fraternidad.

Así, bebo sabrosa cerveza dorada artesanal y cerveza roja hasta altas horas, en enormes y pesadas jarras de cristal, en el subsuelo del antiguo monasterio. Al retirarme, pues, traté de ser lo más generoso con los euros que llevaba conmigo esa noche (y parece que lo conseguí, según la expresión del mozo al abrir el cambucho: "¡tanto!"), mientras imaginaba con tristeza que este solidario modelo de pago quizás sería un desastre en mi Chile querido o cualquier otro país de este lado del mundo, por una penosa cuestión cultural y ética.

Antes de saber de este sitio, ni siquiera conocía la posibilidad de que existiese algo así: una cervecería bajo un convento secular y atendida por franciscanos en hábitos. Es una pizca de las incontables e insospechadas sorpresas que guarda la magia nocturna y misteriosa de la Ciudad Eterna.

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